CAPÍTULO VIII: Aliados (Amigos, socios, compañeros, afiliados...)

191 11 0
                                    

        Cuando la tercera campanada cesó, una fuerte explosión dorada salió del interior del reloj, envolviendo a Alicia en su polvo brillante.

          La sensación de levitación se hizo presente en todas las partes de su cuerpo, embriagada por el dulce aroma que aquel pequeño tornado le proporcionaba. Por unos instantes, logró olvidarse de todo lo que le rodeaba, de todos sus problemas. Todas sus preocupaciones.

        Cuando el humo y la polvareda se apartaron a un lado, depositándola en un lugar completamente nuevo, tenía ante sí  erguido un imponente arco de piedra construido sin gravedad ni coherencia alguna, con un enorme corazón rojo palpitante en el centro. En letras de espesq sangre, estaba escrito con suma claridad "Reino Rojo" y su interior se encontraba rodeado por una afilada y altísima muralla de roca negra. Alicia pudo observar pequeñas figuras carmesíes que paseaban por todas las calles de la ciudad, los soldados de la Reina, a los cuales no sería fácil esquivar. Mas no estaba dispuesta a rendirse sin luchar.

        Estaba tan cerca, a un simple paso de su destino final. Agarró la espada Vorpal con fuerza, como quien se aferra a la mano de un padre o un amigo antes de su salto a una vida nueva, suspiró y se dispuso a proseguir sin titubeos su camino. En cuanto entrase en aquel imponente castillo, no habría marcha atrás, y tendría que continuar fuera cual fuese el final.

-          ¡Espera! –gritó una voz a sus espaldas

        Alicia se dio tímidamente la vuelta, un tanto sorprendida, quedando completamente atónita al ver al Rey Blanco erguido justo ante ella. Pero lo más curioso no era eso, sino que no iba solo; detrás de él se alzaba todo un ejército de múltiples piezas de ajedrez, listas y preparadas para la mayor de sus batallas. A su lado también se encontraban Cheshire,  la Falsa Tortuga y sus compañeros del teatro -junto con un numeroso grupo de pescadillas-, Dodo y Korggan con la parte más fuerte del poblado -incluyendo a la sorprendente Grettha- y El Sombrerero Loco, con  Liebre, Lirón y un ejército de teteras asesinas, además de otros seres que juraría jamás haber visto. Todos ellos unidos, formaban el mayor ejército jamás formado, seguramente nunca visto en la historia de Wonderland. Y todos ellos eran sus aliados, sus amigos.

-          No pensarás enfrentarte tú sola a esa mentepata, ¿no? –inquirió Liebre con su clásico tic de ojo.

-          Creía que eso era precisamente lo que debía hacer –aseguró sonriente, mirando a Cheshire de reojo.

-          La Reina sólo puede morir de tu mano, pero yo nunca dije nada del resto de su ejército...

-          Hemos venido para ayudarte a vencer a esas patéticas cartas, para que puedas llegar ante la Reina Roja sin un rasguño... –indicó Lirón, aún con los párpados medio caídos.

-          Menuda sorpresa esta, creía que no éramos amigos -admitió Alicia, aún si poder creérselo-. O que estábamos enfadados...

-          Eso nunca Alicia –sonrió Korggan, avanzando entre la multitud para darle un fuerte abrazo. Con un rápido vistazo, se dio cuenta de que ya no tenía la cadena dorada, ni cinturón alguno que antes lo esclavizaba. Entonces se acercó con suavidad a su oído, murmurando un sutil Gracias...

-          Esto no puede estar pasando -seguía balbuceadno la chica, sintiendo una imparable sensación de euforia-. ¿Cómo me habéis encontrado? ¿Cómo os habéis reunido?

-          Wonderland tiene sus propios secretos...

-          Seguí tu consejo, Alicia –dijo solemne el Rey-. En cuanto te fuiste, comprendí que no podía quedarme de brazos cruzados ni un minuto más. Hice cuanto estuvo en mi mano para ayudarte, pero como no podía saber dónde estabas, decidí traer a todos los compañeros que creaste por el camino.

WONDERLOST: El Proyecto de Alicia #OreosAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora