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-         ¡Ágata, apártate! -gritó el doctor Derek, empujándola hacia la silla del fondo.

-         ¡Rápido, rápido, no tenemos mucho tiempo! –prorrumpió un hombre de espesas barbas.

-         ¡No reacciona, señor, no reacciona! –gritó uno de los ayudantes.

-         ¡Rápido, colocarle el desfibrilador! ¡Cuidado, cuidado! ¡Ya! ¡Carga!

        El pecho de Alicia saltó del asiento, pero sus ojos seguían cerrados. El sonido de aquel extraño aparato era estremecedor, pero no tanto como el pitido constante que emitía el pulsímetro e irritaba a todos los allí presentes.

Pero más estremecedora era aún la línea recta que se formaba en él.

        El equipo de reanimación llegó cinco minutos después de que el pulso de Alicia fallase. Al principio no lo entendieron bien, no creían ver lo que enverdad estaba pasando, pero fue desesperante observar cómo los pitidos se agudizaban hasta convertirse en un sonido constante. Wonderlost estaba en toda regla por primera vez, todos y cada uno de sus componentes funcionaban a la perfección, ¡era algo incompresible! Cierto era que la cara de Alicia aún estaba ligeramente manchada de sangre, pero en general todo parecía ir bien. Y de repente, sin motivo alguno, todo parecía terminar.

        El doctor Derek no dejaba de recorrer la sala a pasos agigantados, pasándose la mano por la cabeza y dando enormes y repetidos suspiros de desesperación. De vez en cuando, gritaba a los reanimadores para que actuasen lo mejor que pudiesen y más. En cambio, Ágata, estaba sentada en su silla, colocada ahora al fondo de la estancia, pues su simple presencia dificultaba mucho el trabajo de reanimación.

        Después de que entrasen de golpe a través de la puerta, con miles de instrumentos extraños y la empujaran de su silla sin previo aviso, Ágata se sentía indefensa y atemorizada. Estaba abrazada a sus piernas, ocultando su cara entre ellas, a la espera de lo inevitable. No era costumbre, pero en esa ocasión llegó incluso a morderse las uñas. El punto máximo de desesperación llegó cuando vio cómo el pecho de Alicia saltaba artificialmente y, aterrorizada,  ahogada entre lágrimas, preguntó:

-         ¿Qué le están haciendo?

-         Le están administrando varias dosis de corrientes eléctricas por su cuerpo, para reanimar el corazón. –respondió nervioso el doctor

        Ágata quiso contestar, pero no pudo. Ver a su amiga en un estado así ya era demasiado conmocionante. Tras varias descargas eléctricas, o lo que quisieran ser, el señor de barba espesa tiró a un lado el desfibrilador y comenzó a apretar el pecho de Alicia con ambas manos, simulando los pulsos de su corazón.

        Otro ayudante comenzó a hacerle el boca a boca, cosa que Ágata prefirió no contemplar. A pesar del intenso barullo que tan repentinamente se formó en la sala, todo parecía silenciado. Nadie  hacía caso de los ruidos ajenos, tan sólo escuchaba el horrible pitido, observando consternados el rostro de Alicia, esperando a que volviera a la vida.

        El doctor Derek comenzó a exasperarse de una manera ináudita, pero lo peor llegó cuando los reanimadores se apartaron lentamente de La Madriguera, con las cabezas gachas. El doctor reaccionó como un rayo y agitó a uno de ellos, en busca de una respuesta satisfactoria. Sin embargo, después de la suave contestación del hombre con barba, el se sintió desfallecer. Sintió que su ser se había esfumado, hasta que se sentó sobre la mesa y ocultó la cabeza entre las manos, negando con leves movimientos.

        Ágata se tapó la boca con ambas manos, no pudiendo evitar dejar escapar grandes lágrimas por sus brillantes ojos. Los médicos y enfermeros ajenos se situaron al fondo de la sala, a conversar sobre lo sucedido en voz baja y  dejarles unos minutos de soledad. De luto.

         En aquel momento, todo estaba inundado de una fúnebre afonía.

        Tanto esfuerzo para nada, tanto sacrificio, tantas noches en vela... y todo acababa así. Debería haberla desconectado, o simplemente haberle impedido enlazarse a Wonderlost, así todo se hubiese evitado. Pero ya no había forma alguna, no había forma de retroceder en el tiempo.

Era oficial:

 Alicia Liddell había muerto

WONDERLOST: El Proyecto de Alicia #OreosAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora