—¡Tiene que escucharme! Su hermano y mi hijo, se internaron en el bosque hace más de cincuenta días. Desafiando los consejos y la prudencia, decidieron unirse bajo la luz de la gran Luna Blanca. Nadie sabe nada de ellos desde entonces.
—¿Qué? ¡Eso no puede ser posible! Mi hermano... ¡No! ¡No puede hacer algo así!
—Lo hizo, o mejor dicho: "lo hicieron". Mi hijo desapareció a su lado. Y este no es un lugar seguro para dos lobos desterrados. Su hermano arrastró consigo el rencor de algunos lobos muy peligrosos, además de que envolvió a mi hijo Samuel en su insensatez. ¡Por su culpa perdió su posición en el clan! Ahora es un desterrado y ha desaparecido. ¡Quiero encontrar a mi hijo! Necesito su ayuda, canciller, usted es alguien importante: Tiene poder, recursos, mucha influencia... Y tiene gente que puede ordenar buscarlos. Se lo ruego... ¡Mi hijo y su hermano pueden estar en peligro!
—¿Y usted qué espera que haga? Mi hermano ya es un lobo maduro, lo suficiente como para cuidarse por sí mismo. ¡Yo no soy su niñera! Me defraudó y no sólo a mí sino a todo su clan: Rompió su compromiso con su omega y huyó como un cobarde del país. Yo ya me cansé de cubrir sus faltas, ¡es hora que asuma las consecuencias de sus decisiones! Lo siento por su hijo, pero supongo que también es lo suficientemente mayor no sólo para darle el culo a un lobo irresponsable, sino para asumir sus errores.
—¡Su hermano fue el culpable de todo! ¡Mi hijo nunca hubiese hecho una locura así, si Mijail Koslov no lo hubiese seducido!
—¡Tengo asuntos más urgentes que atender ahora! Yo soy una persona demasiado importante para estar pendiente de estas tonterías. ¡Lo que haga mi hermano con su vida no es mi problema! Y su hijo me importa mucho menos.
—¡Malditos Koslov! ¡Usted y su hermano son unos malditos arrogantes!
Al escuchar el insulto, Sergueiv se enfureció, agarró el teléfono y lo lanzó contra el ventanal. Por la fuerza con la que lo hizo rompió el pesado cristal en mil pedazos y todo ese estruendo alarmó a la seguridad del edificio de la cancillería.
La aterrada asistente abrió la puerta de golpe:
—¡Canciller! ¿Está usted bien? ¿Qué fue eso? —Irina se acerco a él para comprender qué había sucedido.
—¡Nada! ¡No pasó nada! Yo sólo...
—¿Arrancó el teléfono y lo lanzó por la ventana?
Irina vio el desorden en su escritorio y comprendió que el objeto que rompió la ventana y cayó en la entrada, no era oro que el antiguo teléfono del canciller.
—Yo...pues...
Sergueiv se sentó muy apenado en su sillón. Irina entonces empezó a despedir al personal de seguridad del despacho.
—¡No ha pasado nada! ¡Falsa alarma! Sólo fue un tonto malentendido.
Cuando estuvo a solas con su jefe, se dirigió a un pequeño cuarto contiguo en donde había una nevera, y una máquina de hacer café y té. Preparó entonces un té de menta, que sabía era el preferido del canciller.
Regresó con él unos pocos minutos después con la bebida caliente. Se la ofreció con una sonrisa. Sergueiv tomó la taza, y mientras la bebía, Irina acercó una silla y se sentó a su lado para conversar de lo sucedido:
—Creo que es más que obvio que usted está demasiado estresado. No sé qué está sucediendo en su vida, canciller; y sé que no soy quien para meterme...pero... Necesita tomarse las cosas con más calma.
—Estoy bien, Irina. No debes preocuparte.
—Si me preocupo, canciller. Usted no está actuando "normal": se ha vuelto irascible, violento, ausente, difuso... Y creo que todo esto empezó desde que su hermano Mijail se fue del país. ¿No es así?
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"El Abrazo de la Luna" - Historias de Lobos
Người sóiADVERTENCIA Esta historia contiene: *Licantropia. *Relaciones homosexuales. *Incesto. *Una "pizca" de GORE. *Humor negro. *Muerte de personajes. *¿Omegaverse? Su lectura puede causar ADICCIÓN. Léala bajo su propia responsabilidad. "El Abrazo de la L...