DECLAN, CAMERON Y JACOB -2° Parte-

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—¡Señor Foster! ¡Un caballero le busca!

Cameron levantó la cabeza. Estaba metido de lleno revisando un Corvette muy oxidado que enviaron a su chatarrera, y buscaba repuestos útiles.

—¡Estoy ocupado, Will! ¡Atiéndelo tú!

—Pero es que quiere hablar sólo con usted, dice que es algo "personal":

—¿"Personal"?

El lobo se apartó del auto y fue a una mesa donde tenía una toalla vieja que usaba para limpiarse las manos. Salió del galpón y fue cuando al acercarse a la oficina, reconoció al lobo vestido de un traje blanco que le aguardaba.

—¡Will! Termina de revisar el Corvette, tenemos que tenerlo listo para mañana, ¿si?

—¡Bien!

El muchacho se retiró. Entonces el lobo de traje se dirigió a Cameron.

—¡Cuantos años sin vernos, Cameron!

—¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?

—¿Eres el dueño de este lugar? Un hombre con tus talentos y capacidad podría aspirar a algo mucho mejor.

—Te pregunté: ¿Qué haces aquí, Otto?

—Lo conocí, Cameron; lo conocí. A tu "sobrino". Fue algo casual, pero desde el instante en que sentí su olor lo reconocí. Además es tan parecido a él...

—¡No es quién crees que es! ¡No tienes nada que ver con él! Así que pierdes tu tiempo, puedes irte por donde viniste y nunca más regresar.

El lobo, que en apariencia humana lucia ya como un hombre mayor; se acercó a Cameron con mucha tristeza, su mirada casi le imploraba perdón:

—Cameron, ¡no me hagas esto! ¡No puedes negármelo!

—¡No es quién crees! ¡Es MI HIJO! ¡Yo lo he criado y protegido todos estos años! No pretendas venir ahora a exigirme nada, ¡No tienes ningún derecho sobre él!

—¡Es el hijo de mi Jacob! Es lo único que me queda de mi hijo, ¿y me pides que no lo vuelva a ver?

Cameron, negando su naturaleza tranquila, se llenó de ira y toda su piel se erizó: sus ojos se tornaron rojos como la sangre y parcialmente transformado en bestia, le mostró sus colmillos al hombre.

—¡Aléjate de él! ¡Lárgate de aquí y no vuelvas! ¡O te haré pagar lo que hiciste a Jacob!

—¡Cameron! ¡Yo nunca quise el mal para mi hijo...

—¡Lárgate de aquí, Otto! Y no te le acerques a MI HIJO, ¡o te juro que te mataré!

El lobo de traje comprendió, que Cameron no iba a ceder. Se apartó de él y se dirigió a la salida. Entonces Cameron se dio vuelta para regresar a su trabajo y se topó con la mirada de Will, que estaba muy sorprendido al escuchar sus palabras.

—Señor...Foster...

—Will, lo que me escuchaste decir, no se lo digas JAMÁS a Jason. ¿Me escuchaste? ¡Jamás! Esto que acabas de ver, no pasó.

—Si... No pasó...—repitió Will de forma obediente.

—Lamento que tengas que guardarme tantos secretos, Will. —Se disculpó Cameron con su ayudante. —Yo...Iré un rato a descansar; si quieres, puedes irte a tu casa, yo terminaré luego lo del Corvette.

Cameron se retiró a una casucha que tenía al fondo de la propiedad en donde vivía con Jason. Al llegar, buscó en los anaqueles de la cocina una botella de licor "licano". La destapó y sentando en una vieja mecedora empezó a beber directamente de la botella.

"El Abrazo de la Luna" - Historias de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora