COYOTE - 2º Parte

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12 horas antes...

—Pero... ¿Qué...? ¿Dónde está el dinero? ¿Dónde está MI DINERO?

Kumiko estaba furiosa al ver que había "desaparecido" el dinero de las ventas del día. Luego de haber echado una buena siesta, regresó al negocio y descubrió la caja registradora abierta y vacía.

—¡KALEV! ¡PEDAZO DE MIERDA TE VOY HACER ALFOMBRA! ¡¡¡KALEV!!!

Chang, que ya se esperaba la reacción de Kumiko, se le acercó para tratar de calmarla:

—No está. Se fue con el dinero, dijo que te lo regresaría con intereses.

—¿Ah sí...? ¿Qué me lo regresaría con "intereses"? ¡CLARO QUE ME LOS VA A PAGAR! Y no precisamente con intereses...

Chang se encogió de hombros. Realmente se preocupó por Kalev, pero por otro lado, reconocía que el coyote se merecía la ira de Kumiko porque no sólo abusó de su confianza llevándose ese dinero a escondidas, sino que le desobedeció yendo de nuevo tras los violentos y peligrosos lobos rojos. De esto no dijo ni una palabra a la bruja para no hacerla enloquecer.

Kumiko cerró su excéntrica tienda temprano, ya que Kalev le dejó sin efectivo; y subió al departamento a esperarlo. Se sentó en el viejo sofá de la sala con una taza de té, y cambiaba los canales buscando algo que ver para distraerse. Chang se sentó a su lado, y cuando notó que estaba más calmada, comenzó a hablarle:

—Si Kalev te devuelve tu dinero, con intereses, ¿Igual vas a castigarlo?

—¿Y a ti que te importa lo que le haga a esa sabandija inútil? ¡Si ni siquiera él se preocupa por sí mismo! ¡No sale de una estupidez tras otra! Fue un terrible error ocuparme de ese imbécil.

Chang volvió a cerrar la boca. Sólo se quedó sentado junto a Kumiko viendo la TV.

La mañana siguiente, Chang despertó a Kumiko. Como se había quedado dormida muy tarde, pasó del mediodía.

—¡Kumiko! ¡Despierta ya! —Chang le gritaba a la bruja que estaba dormida en el sofá con la boca abierta y un gran hilo de baba chorreándole.

—¿Qué...? ¿Ah? ¿Qué quieres...?

—¡Kumiko! ¡Kalev no llegó! Son casi la una, y tampoco ha llamado.

—¿¿¿Son casi la una??? ¡No he abierto la tienda!

Kumiko se secó con asco la baba de la cara, y corrió al baño. Al verse en el espejo tan descuidada y con ojeras por el trasnocho, de inmediato se lavó la cara y empezó a arreglarse. Las brujas tienen una extraña obsesión por la belleza y la juventud, siempre quieren lucir como mujeres muy hermosas, e impecablemente arregladas. El niño la siguió hasta el baño y estaba cruzado de brazos muy molesto, ya que Kumiko sólo estaba concentrada en arreglarse.

—¡¡¡KUMIKO!!!

—¿Qué? ¿¿Qué?? ¿Acaso no ves que me estoy arreglando? ¡Mi cabello está hecho un desastre, y tengo unas horrendas ojeras. Tendré que ponerme unas bolsas de Tilo o alguna infusión que me ayude a mejorarlas.

—¡Kalev no llegó! Dijo que estaría aquí al amanecer...—Le respondió Chang.

—¡Por supuesto que no llegó! Quién sabe en qué tontería se gastó el dinero, y ahora sólo busca una forma de recuperarlo; porque si se aparece por acá sin mi dinero, ¡Lo voy a convertir en alfombra!

Así que Kumiko ignoró al niño. Chang se retiró indignado, dentro de su corazón presentía que algo muy malo le había ocurrido a Kalev, no sabía qué, pero no dudaba de su presentimiento.

"El Abrazo de la Luna" - Historias de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora