MIJAIL Y SAMUEL (VI)

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Acercándose a la decimoquinta Luna de Plata de la era Moderna.

1O años humanos antes...

El sol les despertó cuando logró colarse a través de la ventana, y justo dio en sus caras. Los lobos dormían abrazados luego de una intensa noche. Lo primero que hizo Mijail fue lamer la mejilla de Samuel para obligarle a abrir los ojos.

—¡Despierta, Lobito! ¿No tienes hambre? Yo ya estoy a punto de comerme a la empleada de limpieza...

Samuel abrió los ojos y se incorporó de la cama. Él y Mijail seguían juntos, moviéndose de hotel a Motel, y diferentes hospedajes; buscando la forma de despistar a sus perseguidores.

Pese a la mala situación que vivían, Mijail se sentía feliz: Estaba con su adorado Sami; y eso ya era suficiente motivo para sonreír.

—Vi un puesto de "Salchichas" cerca de un parador, a unos 5 kilómetros de aquí. Podemos regresar, hartarnos de comida y llenar combustible. ¿Qué opinas, Sami?

Samuel no había dicho palabra desde que se levantó de la cama y fue al baño. Cuando salió de allí, su cara de seriedad lo decía todo.

—¿Qué...?—Le preguntó Mijail con la inocencia de un niño.

—Hemos estado dando vueltas en círculos los últimos días. Se nos acaba el dinero; y no hemos ni siquiera podido salir de la ciudad. ¿Qué vamos hacer, Mijail?

—Bueno, ya te dije: Nos vamos a comer salchichas y llenamos el tanque de combustible.

—¿Y después...?—Le preguntó Samuel muy preocupado.

Mijail no respondió. Ya sabía muy bien a donde se dirigía la conversación.

—Tienes que salir del país, Mijail. Yo regresaré con mi padre, te esperaré. ¡No hay otra opción! Una vez que regrese con mi manada, me protegerán.

—¿Tu manada te protegerá? ¿Después que te hiciste omega de un lobo de otro clan? ¿Crees que tu padre te perdone luego que renunciaste a su legado para ser un omega de un Koslov? No puedo confiar en que estarás bien aquí solo...

—¿Y qué hacemos entonces, Mijail? ¿Seguir dando vueltas hasta que nos quedemos sin dinero y seamos presas fáciles para los Lihuniks?

—Tenemos otra opción...—Le respondió Mijail mirándolo a los ojos.

—¡No! ¿Estás loco? Ya hablamos al respecto: Lo que nos dijo ese lobato es inviable, sólo quería sacarnos unas monedas de oro y tú de bobo se las distes.

—Tenemos una gran cantidad de hectáreas de bosque fértil a nuestro alrededor, estamos a pocos días de una inmensa y bendecida Gran Luna, ¿Por qué no intentarlo, Sami?

Mijail se recostó del pecho de Samuel y lo abrazó.

—Sé que te estoy pidiendo algo para lo que quizás no estés preparado, y tengas miedo; lo comprendo. Yo soy un lobo mayor: He pasado casi toda mi vida buscando algo... He renunciado a mi linaje, me he apartado de mi clan, he sido un "lobo solitario" por muchas lunas. ¡No sabes cuántas veces intenté encajar en mis responsabilidades para buscarle sentido a mi vida! Pero sólo cuando te encontré, es que entendí que buscaba. Ahora sé lo que quiero: Empezar una vida contigo.

—Mijail...

Samuel comenzó acariciar su cabello. En realidad estaba muy preocupado por él: Seguía sufriendo de pesadillas, y en todas terminaba perdiendo a Mijail. Así que estaba dispuesto a quedarse solo con tal de saber que el lobo blanco estuviera a salvo. Pero Mijail no le abandonaría bajo ninguna circunstancia.

"El Abrazo de la Luna" - Historias de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora