ALEXEI Y DEVON

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Con una gran pesadez, abrió sus ojos. Su visión estaba aún borrosa y fue sólo unos minutos después que pudo observar a su alrededor con claridad: Estaba en una habitación sencilla, y una ventana a su lado izquierdo iluminaba el lugar. Había una cortina de tela casi traslucida que se movía hacia adelante y hacia atrás por efecto de la brisa, y por el sonido de unos pajarillos, comprendió que era muy temprano en la mañana.

Intentó incorporarse, pero su cuerpo parecía entumecido, no le respondía. Ni siquiera pudo levantar la cabeza para verse a sí mismo acostado. También sintió dolor, y no podía recordar qué le sucedió o cómo llegó allí, ya que su mente estaba aún muy confusa.

Sintió que pudo mover los dedos de su mano derecha, luego la levantó un poco: notó que tenía una sonda y vio el líquido que penetraba a través de un fino tubo plástico en sus venas. Escuchó el ruido de un ventilador a su izquierda, estaba sobre la mesa y mantenía fresca la sencilla habitación.

Empezó a recordar algunos sucesos: Su padre murió, los rumores sobre una posible "guerra", tenía que preparar a sus hombres más fuertes, tenía que luchar y vencer en la arena... Entonces estuvo allí, y recordó a su hermano...

—¡DEVON!

Alexei gruñó con furia, fue cuando sintió el dolor intenso en todo su cuerpo. Se llenó de ira al recordar lo sucedido: fue derrotado y tomado como omega por su hermano menor. Devon le humilló en gran manera, y ahora le mantenía en algún lugar desconocido.

Nuevamente trató de levantarse, pero no podía moverse. Podía sentir el dolor, pero a excepción de su mano derecha, el resto de su cuerpo no reaccionaba. Entonces un olor le atrajo: era el de un lobo que se acercaba.

La puerta de la habitación se abrió y pudo ver la figura de su hermano menor.

—¡Al fin despiertas! Empezaba a preocuparme que no recobraras la consciencia.

Devon se acercó a la cama de Alexei y se inclinó para ver su rostro. Con sus dedos abrió en grande los parpados de uno de sus ojos, para observar que tan dilatada estaba su pupila. Al ver la lentitud en sus reacciones, sonrió; sabía que Alexei aún seguía muy aletargado y dopado por la droga que le suministró.

—¿Qué...me...hiciste? —Le preguntó Alexei que apenas podía hablar.

—Curarte. Tengo días tratando tus heridas, fueron muy profundas y por poco pierdes la vida; pero ya estás mucho mejor. —Le respondió en tono tranquilo.

—No...puedo...

—¿"Moverte"? Si, tuve que inmovilizarte, eso ayuda a acelerar tu proceso de recuperación. Inducirte el estado de coma te salvó la vida. Además, ahora que estás recuperando la consciencia nos evita conflictos innecesarios...

—¡Voy a...matarte! —Le respondió Alexei furioso.

—Sí, era de suponerse que al despertar y recordar lo sucedido, tu primer pensamiento sería el de reaccionar con furia contra mí. Es completamente predecible que desees matarte; pero tu estado actual me da la ventaja de que podamos conversar sobre lo sucedido, y también acerca de lo que tiene que ocurrir de ahora en adelante.

Devon le hablaba a Alexei con una notable calma, y su muy característica frialdad maliciosa. Su personalidad siempre fue una contradicción: Los Lihunik por naturaleza son impulsivos, violentos, muy irascibles y tremendamente dominantes. Pero Devon desde cachorro era excesivamente tranquilo. Era callado, mostraba muy pocas emociones, y parecía rezagado en comparación con sus hermanos más violentos y dominantes. Le tenían por débil, pero sabía defenderse y esto le permitió sobrevivir y asumir el control de una de las más importantes manadas del clan. Su padre reconoció en él su sobrada astucia y le respetaba. Devon no era un Lihunik cualquiera, era uno muy inteligente y letal; y ahora se impondría como el verdadero líder que era.

"El Abrazo de la Luna" - Historias de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora