CAMERON Y ALEK

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—...Y es por esto, señor Foster, que su representado debe asistir a consejería psicológica. Creemos que su conducta está totalmente fuera de control: cometió una agresión realmente "perturbadora" contra otro estudiante, y esto puede ser un signo de sociopatia. Usted comprenderá que dado el alto grado de actos violentos que se están suscitando en los institutos educativos en nuestra actualidad, nuestra labor como directivos es velar por la integridad de nuestros alumnos.

—Sí, yo comprendo...—Cameron se sentía tan avergonzado que no levantaba la cabeza en la reunión. —Sólo quiero decirles que Jason no es un "sociópata", él es un muchacho rebelde, y algo...tonto, pero no es agresivo. ¡Mi sobrino sería incapaz de hacerle daño a otro estudiante!

—¡Pues eso lo decidirá el psicólogo, señor Foster. Entre tanto su representado permanecerá con una suspensión de al menos 10 días. Y luego que recibamos el informe de su evaluación psicológica, decidiremos si puede reanudar sus actividades escolares en este plantel. Y eso es todo lo que tenemos que comunicarle.

Terminó así la penosa reunión con la coordinadora escolar. Cameron salió de la oficina y se encontró con su sobrino, que estaba sentado en una de las sillas de la recepción.

Cameron se acercó a él y tocó su hombro:

—¡Vámonos!

Jason se levantó y le siguió sin decir palabra alguna.

Llegaron al estacionamiento y ambos entraron a la camioneta en silencio. Cameron seguía muy callado, y ni siquiera miraba a Jason. Encendió el auto y manejó de esa forma hasta entrar en la autopista.

Jason estaba inquieto, obviamente sabía que había decepcionado a su tío, y que este estaba furioso; pero su silencio no era normal.

—¿Y cuándo vas a comenzar a gritarme? ¿Qué estás esperando? ¿No vas a golpearme en la cabeza y empezar a decir que soy un estúpido? ¡Sí! ¡Te desobedecí! ¡Te decepcioné! Me dijiste que no anduviera tras ese chico y no te hice caso...

—No te voy a decir nada, Jason. Tampoco te voy a gritar o a golpear. En realidad, ya no sé qué más hacer por ti...—Le respondió Cameron y su voz se cortó.

Cuando Jason vio que Cameron se limpió los ojos llorosos mientras conducía, se le rompió el corazón:

—Tío...¡ Lo siento! ¡Lo siento! Yo sé que no debí...pero... ¡No quiero que te pongas mal!

—¿Crees que es por mí que quiero que te comportes? —Le respondió Cameron con voz triste—¿En serio crees que es por mí, Jason? ¡Lo que yo sienta no importa! Yo sólo quiero protegerte, quiero que te mantengas alejado de los problemas, que vivas una vida larga y tranquila. Pero sólo pienso que es mi culpa: No soy la persona más idónea para criarte y cuidarte...yo no...

Jason entonces le abrazó muy fuerte y no le dejó terminar.

—No digas nada más. Tú no tienes la culpa, fue mía. Fui un estúpido. ¡Perdóname!

Cuando llegaron a la chatarrera, Cameron estacionó la camioneta, y lo primero que hizo al bajar fue abrazar a su sobrino:

—Sé que no soy tu padre, Jason; y que no soy el mejor ejemplo para ti. Pero nunca dudes de que me preocupo por ti y que quiero que tengas una buena vida. ¡Tienes que ser mejor que yo, y mucho mejor de lo que fueron tus padres! ¿Comprendes eso?

Jason inclinó su cabeza y asintió apenado.

Cameron entonces le dio un beso un beso en la frente y volvió a abrazarlo. Aunque nunca se lo dijera, amaba a Jason como si fuera su propio hijo y era su única razón de vivir.

"El Abrazo de la Luna" - Historias de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora