❝Cuídalo Bien❞. [2Jae]

capítulo 9.

Sintió un escalofrío recorrer su espalda. No tenía idea de qué hora era, ni siquiera cómo había llegado a su casa y mucho menos le importaba si hubo faltado al trabajo. Sabía que era tarde, pues el sol que golpeaba su rostro como cada mañana se lo decía. Además que ya no podía conciliar el sueño, ¡le dolía a montones la cabeza! Aunque más el cuerpo.

Se estiró en su cama, oyendo como sus huesos crujían y dejaban que se relajara. Luego talló sus ojos, para abrirlos y poder acostumbrarse a la luz del día. Vio las paredes blancas, intentando recordar qué había pasado anoche. Él yendo a beber soju con Jaebum, luego de unos tragos se pusieron a bailar. No le importó dónde habría quedado Bambam luego de dejar a Jackson y... ¿desde cuándo sus paredes eran blancas? Si casi todo su departamento era amarillo pálido.

Se sentó de golpe. Fue como si un latigazo golpeara su espalda baja, dolía mucho. Miró a un costado, percatándose entones de que estaba desnudo y, además, que no había alguien a su lado. Pero reconoció todo, lo hizo porque justo el día anterior había ido a levantarlo.

Mordió su labio inferior mientras recordaba cómo hubo pasado la noche con Jaebum. Lo trajo hasta su casa, pero como estaban demasiado borrachos, cayeron en el sofá. Se habían mirado (no muy bien) a los ojos, entonces Jaebum comenzó a frotarse contra él. Se habían besado como si estuvieran desesperados.

No se arrepentía, pues era lo que llevaba queriendo desde hace muchísimo tiempo.  Sin embargo, la sonrisa que tenía en su rostro se fue desvaneciendo conforme más recuerdos llegaban. De él y Jaebum haciéndolo mientras éste decía: "Jinyoung". El pelirrojo se encontraba bastante borracho que solo lo utilizó por consolación.

Youngjae apretó los puños. Ignorando por completo el dolor de su parte baja, se puso la ropa interior que se encontraba en el suelo junto a la demás. Y salió con la playera puesta.

No encontró a Jaebun al instante, pero el olor a comida proveniente de la cocina fue más que claro. Caminó hasta allí, viendo que estaba en la mesa, con la mirada perdida.

—Buenos días —murmuró, quedándose parado por el dolor en su parte baja.

Jaebum ni siquiera levantó la mirada.

—Buen día —respondió de la misma manera. Pasaron segundo en silencio que parecía ser eterno, hasta que el pelirrojo volvió a hablar—. Jinyoung vino temprano con los papeles.

—Oh —musitó con pena—. ¿Los firmaste?

—No me queda de otra.

—Bien —carraspeó—. Yo... tomaré una ducha y me iré.

—De acuerdo.

No tuvo voluntad de mirarlo a los ojos. Salió de nuevo, sintiendo un nudo en su garganta que no lo dejaba en paz.

Lo bueno es que sus lágrimas se camuflaron en el agua cuando se metió a la ducha. Estaba claro: Jaebum jamás olvidaría a Jinyoung. Desde preparatoria decía que era el amor de su vida, que haría cualquier cosa por conquistarlo y no dejarlo. Youngjae creyó que viviría bien con esa herida en su pecho, pero todo cambió cuando el pelirrojo exclamó un: "¡Tienes que ayudarme". Así pasaron los años, Youngjae asistió a su boda, de hecho.

Era tan iluso.

¿Cómo llegó a creer que, al separarse, iba terminar de conquistarlo? Estúpido, se decía. Y, aún más, seguramente Jaebum no recordaba las veces que, de forma incluso directa, se confesó. Porque, claro, "solo tenía ojos para Jinyoung".

—Eres demasiado bueno —había dicho un día Bambam. Más específicamente, cuando terminó la boda—. Pero, ¿sabes? Algunas veces los favores no son devueltos.

Y ahí quedó, llorando entre los brazos de su amigo.

Cuando salió completamente vestido y el dolor disminuido, se encontró con el Jaebum en el pasillo. ¿Era tan difícil aceptar lo que ha hecho como para no poder mirarlo a los ojos?

—Bueno... —murmuró Youngjae— nos vemos después.

Se dispuso a salir, pero una mano en su muñeca se lo impidió.

—Youngjae, por favor, olvida lo que pasó, ¿sí? Fue un grave error. Lo siento.

Asintió, sintiendo como la herida en su corazón se abría más. Las palabras "grave error" se quedaron grabadas en su mente mente y tatuadas en su pecho.

Era un error estar con él.