epílogo.

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La primera vez que conocí a Im Jaebum fue cuando entré a la secundaria.  Nos había tocado estar juntos en la misma clase, y en menos de un mes no volvimos cercanos.

Por supuesto que como un niño de trece años me maravillaba cada cosa que él decía o contaba, cosas que probablemente eran falsas. Jaebum me hipnotizó con su sonrisa y la forma de sus ojos cuando ésta se hacía cada vez más grande cada vez que reía. Esos dos lunares en el superior de su ojo derecho, y la forma de su atractivo hacía suspirar a chicos y chicas del salón. Sin embargo, ninguno de ellos se atrevía a acercarse por dos razones.

La primera: tenían miedo a ser rechazados.

La segunda, y mucho más importante: ellos creían que éramos novios.

A veces nos veían irnos juntos, esas ocasiones en donde me invitaba a su casa para jugar en su consola. U otras donde decidíamos hacer las tareas o trabajos juntos. Entonces ellos creían que nos íbamos hacia un lugar oscuro para comernos a besos o algo parecido y más allá.

Sé de todo eso porque Bambam me lo contó. Él iba en otro salón, y era de esos chicos que suspiraba de vez en cuando cada vez que Jaebum pasaba por su lado. Y luego estaba yo, el chico no tan atractivo que, además de parecer su novio, era como un chicle.

Mayoría de ellos podrían llegar a pensar que fui yo quien se acercó primero, quien "se declaró" primero. Pero la realidad es otra, si por ese tiempo era mucho más tímido, Jaebum se acercó a mí una vez que me vio solo. Estaba sentado en una de esas bancas que son abandonadas en los rincones de la escuela.

—¿Sabes? —dijo como si nada, como si me conociera de toda la vida— Es malo estar solo.

—¿Por qué? —pregunté en cambio, sin importarme mucho que no lo conociera en absoluto.

Jaebum se encogió de hombros.

—Si estamos solos, nos volvemos más solitarios. La vida es extraña —sonrió. Joder, sonrió y mi mundo se vino abajo—. ¿Serías capaz de dejarme ser tu amigo? Soy Im Jaebum.

—Choi Youngjae.

Extendí mi mano y él la apretó con gentileza.

En realidad, en ese momento no sabía aún que estaba comenzando a enamorarme de mi amigo. Simplemente no quería aceptarlo. Y eso provocó que Jaebum ni siquiera se detuviera a mirarme por unos segundos a pesar de estar a su lado siempre. De veces me decía sobre alguna chica o chico que le parecía sumamente lindo.

Y tampoco quise aceptar que ese dolor en mi pecho eran celos.

Después, cuando cruzábamos el tercer año de secundaria, se dieron cuenta que no éramos más que amigos. Lo supe porque repentinamente a Jaebum empezaron a llegarle cartas, regalos en San Valentín y una que otra persona se atrevía a dárselos frente a frente. Jaebum, obviamente, rechazaba de manera amable a todos. Cosa que me daba ilusiones.

Hasta que llegó preparatoria.

Para en ese entonces, yo había aceptado mi enamoramiento por él. ¿Alguna vez oyeron que cuando te enamoras profundamente de alguien no le vez defectos? Bueno, pues eso pasaba. A mis ojos, Jaebum era como un Dios inalcanzable. Alguien demasiado hermoso como para merecerlo.

Ni siquiera me di cuenta en el momento en que esos pequeños ojos brillaban por alguien más.

Como nos había tocado en diferentes salones, yo salí una vez antes que él. Corría hacia la cafetería porque quería alcanzar por lo menos algo para comer. Mis pasos se detuvieron cuando choqué con un chico pelirrojo, con facciones finas y parecía ser extranjero.

❝Cuídalo Bien❞. [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora