❝Cuídalo Bien❞. [2Jae]

capítulo 2

Jaebum jamás imaginó que esta vez el trabajo no fuera mucho. El día anterior había dejado solo un pequeño montón de papeleo, pero habían contratado a alguien más y ya no sería el único en ese puesto. Min Yoongi no era la persona más alegre pero tampoco era un amargado, según el pelirrojo. Para los rumores que se dan en la oficina por las secretarias, Yoongi es primo de Namjoon y gracias a él consiguió el trabajo. Parecido a su caso.

Decidió tomar el camino largo a casa, pues estaba seguro de que Jinyoung ya no estaría en ésta. Porque a pesar de no te haber tenido tanto trabajo, sí era noche. Giraba las llaves en su dedo índice mientras tarareaba una canción que apenas conoció en la oficina, dobló la esquina para seguir caminando recto, por esas calles que no eran muy transitadas.

Sus ojos viajaban de vez en cuando a leer los carteles o anuncios de locales, que en su mayoría estaban cerrados. Se encogió en el abrigo cuando una brisa fría llegó de repente.

Unos minutos después, ya estaba llegando a casa. Por la parte donde iba, sabía que había una cerca pegada a su casa, justo al lado del pequeño jardín de flores. Que si bien no tenía las tablas separadas, se podía ver muy bien por los huecos. Justo cuando estaba llegando a la orilla para luego doblar, oyó una voz. Era de Jinyoung, pero ¿con quién hablaba?

—No lo sé, Mark.

Jaebum decidió por retroceder unos pasos y mirar por unos de los orificios de la cerca.

—Por favor, sabes que tengo razón —el rubio tomó la babilla de su esposo, haciendo que lo mire a los ojos. Jaebum apretó los puños—. Dime, Jinyoung, ¿hace cuánto que no te toca? ¿Hace cuánto que no te abraza por las noches?—pudo ver cómo el aludido tragaba saliva
— ¿Hace cuánto que no te da un mísero beso?

Entonces Jinyoung dejó salir un par de lágrimas y asintió. El pelirrojo seguía sin comprender, ¿de qué hablaban? O más bien de quién hablaban.

—Puede que sea cierto... quizás Jaebum se cansó de mí.

Jaebum estaba apunto de salir de la cerca y acercarse para abrazarlo y decirle que no era así. Pero Mark se adelantó, se adelantó en abrazarlo y confortarlo mientras le susurraba cosas al oído y acariciaba su espalda. Se le partía el corazón con solo la escena. De repente, el rubio apartó un poco al azabache, sus rostros estaban demasiado cerca.

—Tal vez él ya no te ame —dijo sobre sus labios—, pero yo sí.

Lo besó.

Jaebum oyó el sonido de su corazón rompiéndose en mil pedazos, como si fuera un cristal frágil que fue lanzado lejos para después estrellarse en la pared. Eso no fue lo peor, sino ver a Jinyoung, su esposo, correspondiendo ese beso. 

Lo único que pudo hacer, fue salir corriendo de regreso. Aunque se detuvo a mitad de la calle, sin saber a dónde ir exactamente. No tenía mucho más que... sí, eso era. Detuvo un taxi que vio llegando, le dijo la dirección y le pidió que se diera prisa.

Necesitaba desahogarse rápido.