Problemas en la oficina

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Jason, Lunes, Empresa W, oficina, 7:32 a.m.

—Y por eso Damian no sale de su habitación.

Levanté la vista y vi la cara de desaprobación de Dick.

Si, le estuve contando lo que le hice a Damian, no puedo ocultarle eso por siempre.

¿O si podía?

Llegué a un punto en el que me pregunto si debería sentirme mal por el pequeño demonio. Pero recuero que él es igual a mí; nos dan igual los demás.

—Quiero que llames a Roy, espero que traiga a su mascota para antes de mañana —este se recargo en el escritorio, de espaldas, dedicándome una de sus mejores caras de reprensión.

—Como digas, Dickface.

Dick rodeó los ojos y yo saqué mi celular para llamar a Roy.

[....]

¿Sucede algo Jay?

Necesito que traigas la vaca del demonio a la Mansión, ¿te parece bien en una hora?

Si... de hecho, quería hablar contigo sobre eso.

¿Qué hiciste Roy?

La vaca desapareció. ¿Te acuerdas de mi lugar secreto para esconderla?

¿Qué tiene eso?

Era una granja. ¡Pensé que sería un buen lugar! Después de todo había muchas otras vacas.

Roy...

Y cuando fui a verla ese mismo día pero en la tarde; ¡ya no estaba! Resulta que es una granja que trabaja para una fábrica de carne, ¿tú crees?

Colgué la llamada tan rápido como escuché eso último.

Creo que ahora estoy en problemas.

—Bien, escucha bien Dick —dije acercándome a él a paso lento, mientras que en su cara expresaba cierta desconfianza —, no quiero que te enojes, ¿bien?

—¿Qué le sucedió a Batcow? —ahora su expresión representa un cien por ciento de desconfianza. Tengo ese don para causar eso en las personas.

—Es una graciosa historia... verás —intenté buscar las palabras adecuadas para decirle que la mascota del niño de seguro en este momento está siendo servida en algún restaurant — resulta que la granja donde se encontraba la vaca trabaja para una fábrica de carnes. Quizá tengamos la suerte de conseguir a la vaca... en forma de filete procesado.

Reí de forma irónica para calmar el pesar del ambiente. Cosa que no funcionó porque ahora Dick me miraba aún más enojado que antes. Aguafiestas.

—Damian. Te. Va. A. Matar —una sonrisa se mostró en mi rostro ante sus palabras.

—Creo que está ocupado sumido en tristeza como para matarme —respondí con simpleza. Y es cierto, ese chico no ha vuelto a mostrar su rostro por toda la mansión. Y sé que es lo suficiente maduro para sobrellevar esta situación.

The BatfamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora