Hospital

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Narrador

Martes, Hospital general, 1:23 p.m.

¿Cuando fue la última vez que alguno de estos chicos pisaba un hospital? Es una pregunta sin respuesta definida ya que todo el equipo médico que necesitan está en la mansión.

¿Cómo llegaron a dar la cara si anteriormente tenían sus trajes? ¿Acaso están esperando en la recepción con ellos puestos? ¿Qué pasó con los planes de la corte?

Todo se puede resumir en: una llamada de emergencia en alguien en quien confiar para no caer en Bruce.

Y aquí se encuentran, Las chicas mirando sorprendidas a los chicos. Ellas fueron su salvación: fueron hasta la granja con algunas cosas que les pidieron, pudieron detener el sangrado de Dick con unas vendas, para así ganar el suficiente tiempo para llenar uno de los camiones, en los que vinieron la corte, de el contrabando que tenían planeado llevarse al día siguiente, con Jason al volante de este llegó hasta un acantilado y lo dejó caer, bajando a unos cuantos metros de un salto del asiento del piloto. Fueron los chicos y las chicas los espectadores de como aquel cargamento ahora era arrasado por las fuertes corriente de un río del cual nadie podrá investigar.

Pero regresando al tiempo actual: Bárbara era quien se encargaba del interrogatorio a Jason, ya que Dick fue rápidamente atendido, y este solo rodeaba la mirada cada vez que la chica no tan pelirroja comenzaba a delirar y exagerar la situación.

—¡Pudieron haber muerto! —le grita por sexta vez, hasta tal punto que ya comenzaba a ser insoportable para los oídos del mercenario. El cual la miraba ya muy cansado.

—Pero no fue así —le contesta lo más calmado posible, lo menos que desea es pelear en medio de una sala de esperas —así que ya siéntate y guarda silencio.

Sin más remedio, y también por la razón de no querer hacer enojar a Jason, deduce sentarse, a unos dos asientos apartada de él, cruzada de brazos y susurrando cosas que solo ella puede escuchar. Jason, que igual estaba de brazos cruzados y recargado en su silla a la pared, miraba a Bárbara por el rabillo de su ojo. Desde que llegó a la mansión, y dejar de lado su equipo, no a cruzado palabra alguna con ella y de cierta forma le frustra que las primeras palabras que salieran de ambos sean gritos.

Damian, quien estaba sentado en un sofá individual leyendo una revista típica de las salas de espera, levanta la vista de su lectura y observa a ambos jóvenes que parece que se tendrán la ley de hielo, y ríe.

—Parecen niños.

Stephanie, que también estaba ahí acompañando a Bárbara, junto con Cass; observa a la pelinegra de ojos rasgados charlar animadamente con quien solía ser su pareja, el cual no parecía tener la misma actitud de la asiática, lucía decaído y sin fuerzas para intentar mantenerse despierto, y el momento en que su corazón comenzó a acelerarse fue cuando el joven detective cruzó mirada con la rubia e instantáneamente las mejillas de ella comenzaron a calentarse. Sí que quería acercarse para hablar con él y preguntar como a estado, pero por el momento solo le dedica una sonrisa al chico, pero este simplemente vuelve a dirigir su vista a la asiática, causando un golpe bajo hacia la rubia, que, avergonzada por como la ignoró, solo se dignó a conseguir un asiento para esperar noticias del acróbata, un sofá individual frente al adolescente que leía una revista.

—Parece que te odia —le dice el pequeño demonio sin apartar la vista de su lectura.

—No sé qué hice mal, yo... —intenta escusarse con algo, pero realmente la culpa es de ella por terminar con él, y eso le atormenta —Dios mío es todo es mi culpa.

El pequeño baja la revista a su regazo, regalándole una mirada afilada a la rubia, provocando un escalofrío en ella.

—Al menos ustedes aún tienen una oportunidad —le escupe con un tono molesto, resulta que no le gusta ser el terapeuta de los demás —hay quienes esa oportunidad se les fue arrebatada —echa una rápida mirada detrás de Steph para volver a leer su revista.

Pasando a un plano general, ahora la sala en la que se encontraban estaba sumida en total silencio, sin contar que no había muchas personas rondando por el hospital ese día. Pero la vista de los pocos ahí cae en Tim al levantarse y caminar por los pasillos de emergencia, perdiéndose a través de esas puertas.

—¿Están juntos otra vez? —curiosea la pelirroja, ansiosa de preguntar aquello, pero no mientras Tim estuviere cerca.

Aquella pregunta fue acompañada de dos carcajadas: la de Jason y Damian, la pelirroja se confundió por aquello, mientras que la rubia no podía estar más avergonzada.

—¿A qué viene esa risa? —les cuestiona, algo enfadada, a los dos únicos chicos presentes.

—Es cierto, no están enteradas —suelta, sin remordimiento por lo que pueda suceder, el segundo petirrojo

Las tres chicas ahí intercambiaron miradas aún más confusas.

¿Qué ha sucedido estas últimas semanas?

—Drake comenzó a salir con una chica —termina la oración el chico enfrascado en su revista.

Si hubiéramos quitado la bocada de aire que tomaron Bárbara y Cassandra por la sorpresa, podríamos haber escuchando como cierto corazón era partido en dos.

—Pero sin drama rubiecita —ahora el mercenario se dirige especialmente a la chica con un rostro hecho poema —la chica está muerta, fue asesinada.

De una u otra forma, esa noticia alivió el pesar de Stephanie, ahora dándose cuenta ella misma que quizá está actuando de la forma más inmoral.

Ahora es la pelirroja en levantarse y caminar en círculos desesperada por la sala de espera.

—Ya basta, dejemos eso para después —se frota la cien para soltar un suspiro —no puedo dejar de pensar en Dick.

Todos los miembros de la familia del murciélago ahí presentes, a excepción de Babs, soltaron un pesado suspiro.

—¿Qué? —pregunta angustiada, temiendo de haber dicho algo malo.

—¿Cuándo será el día en el que no estés detrás del idiota de Grayson? —es el menor de los Wayne quien toma la voz —es decir, no me agradas, pero puedo hablar por todos a que ya empiezas a ser molesta.

—Yo creí que Kory y él estaban juntos, como siempre va al departamento de ella para... —Jason piensa en lo que dirá, pero prefiere omitir lo obvio —lo que sea que Grayson haga.

Bárbara, sin saber que respuesta tangible dar, decide quedarse callada parada en medio de la sala, mirando el suelo.

Ella realmente lo intenta, intenta ser la única chica a los ojos del acróbata, pero mientras más se esfuerza más lejos es por estarlo. Era claro que ella sabía de los amoríos que Dick aún llevaba consigo, pero le daba igual porque lo amaba, y no quería arruinar lo poco que tienen.

Las puertas son empujadas, interrumpiendo de sus pensamientos a todos los presentes ahí, ahora encontrándose a Tim ayudando a caminar al chico que había recibido una bala.

—¿Visitas? ¿Para mí? Ay chicos no debían —bromea con una tranquila sonrisa, como si anteriormente no le hubiesen disparado.

Instantáneamente la pelirroja se lanzó a los brazos del acróbata, el cual no se molestó en regresar el cálido abrazo acompañado de un tierno beso en los labios de la chica de pecas.

Todos estaba de pie para preguntar por la condición que tenía él recién dado de alta, sin importar la actitud del mayor seguían preocupándose por él por ser a veces el mejor hermano o amigo.

Ahora que están todos juntos, ¿ahora ellos tendrán un momento de familia en algún lugar de Ghotam?

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¡Qué tal!

Quién lo diría, yo subiendo un capítulo así porque sí a unos minutos de la media noche, simplemente me dieron ganas de escribirlo y aquí está.
Es corto, sí, pero sirve como introducción para el siguiente.
Buenas noches.



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