Broma fuera

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Jason, martes, mansión Wayne, 6:00 a.m.

Jamás en toda mi vida conociendo a ese pequeño demonio, me hubiera imaginado que me encontraría frente a su puerta para pedir disculpas por un problema que él inició.

¿Y cómo hacerlo?

¡Hola Damian! Sé que anteriormente quedé en una mala postura hacia ti porque pues ya sabes, maté a tu vaca y te la serví en tu cena, ¡pero hey! ¡era una broma! Pero resulta que ahora tu mascota está en peligro de ser la cena de otra persona, posiblemente en un restaurante de mala calidad y servida a un niño pequeño que solo jugará con su difunto cuerpo bañado en una deliciosa salsa tártara. ¿Tienes hambre? Conozco un buen sitio para desayunar.

Bueno, quizá no haya una buena forma de decirlo sin recibir un golpe suyo.

—Eres un cobarde —giré a ver a Dick, quien reposaba de brazos cruzados en el umbral de la puerta del baño.

—¿Vienes a ver como ese niño comienza a maldecir al aire o a estresarme? —le miro con reproche, el simplemente sonríe.

—Ambas cosas —ríe a carcajadas —vamos Jay, mientras más esperes peor será para su mascota, los tres podemos salir a buscarla, una noche de hermanos, ¿no es genial? —pregunta con brillos en sus ojos, emocionado, pero esa idea solo me causa ganas de vomitar.

—Deja de actuar como el hermano estúpido y déjame acabar con esto.

Dick solo levanta sus pulgares en señal de alentamiento. Yo suspiro y giro el polmo de aquella puerta.

Me asomo y solo veo la oscuridad en la que está sumido este niño, termino por entrar sin descaro alguno y mi vista cae en un adormilado Damian babeando en su almohada.

Casi estallo a carcajadas por ver aquella situación, tanto que saqué mi celular y tomé una foto de su rostro.

—Para el recuerdo.

Me acerco a su adormilado cuerpo y lo observo minuciosamente.

Duerme tan plácidamente, sería una lástima que alguien interrumpiera su dulce sueño.

Exhalé.

Doble las piernas y pasé mis manos por el colchón del mocoso, levantándolo haciendo que el pequeño cuerpo del chico rodase y cayese al suelo, y con eso solté su colchón satisfecho.

—Despierta bello durmiente, que te espera un largo día —me estiré para mirarlo tendido en el frio suelo.

Pude escuchar sus quejidos, removiéndose se logra sentar en el suelo acariciando su cabeza como si hubiese recibido un golpe muy fuerte.

—¿Qué demonios...? —pregunta aun sobando su cabeza, hasta que su vista cae encima de la mía.

Pude jurar que en ese momento es como si chispas de fuego hubieran salido de sus verdosos ojos, como si tuviera visón térmica y quisiera perforarme la cabeza.

—Hola.

Y como si de un león se tratase, se levantó a la velocidad de la luz, saltando por encima de la cama hasta llegar encima mío, donde ya encima de mis hombros y jalando mi cabello; comienza a golpear mi cara y arañar mi cuello y rostro.

Intenté quitármelo, pero el muy hijo de puta es tan pegajoso como una sanguijuela, y no me dio más remedio que salir corriendo de su habitación y correr como loco por todo el pasillo gritando que me lo quitasen de encima.

Dick se sorprendió al ver aquella escena, pero también se carcajeaba, yo seguía chocando contra las paredes, provocando de paso que algunos cuadros cayesen, para lograr que este me soltase.

—¡Por un carajo, suéltame!

—¡Sufrirás todo lo que mereces, bastardo!

Llegué a un punto en el que golpeaba su rostro y sentía que su nariz sangraba, pero la ira lo mantenía exento de dolor alguno. Llegamos hasta la parte de las escaleras, pero vamos, yo no soy tan idiota como para caer a propósito.

Oh, bueno, eso pensaba hasta que el mocoso comenzó a arañar mi rostro haciendo que esas heridas sangrasen.

—Hasta aquí llegaste Gremlin.

Y sin darle tiempo de reaccionar: caminé a las escaleras y me dejé caer por ellas, donde ahora ambos rodábamos por estas, dándonos golpes muy dolorosos en las costillas, cara, piernas, y básicamente todo el cuerpo.

Cuando dejamos de caer por estas, caímos de rostro con el piso. Y teníamos toda la intención de iniciar ahora una pelea a muerte si no fuera porque Dick tomó entre sus brazos al mocoso, inmovilizándolo.

—¿¡Estás de su parte!? —grita el pequeño demonio, esperando una respuesta de Grayson. Yo le dirigí la mirada advirtiéndole que si lo suelta posiblemente quede en una camilla de hospital.

—Escucha Damian, Jason tiene algo muy importante que decir —habla con voz suave el que lo aprisiona, dándome ahora una mirada de proseguir con el plan improvisado.

—No quiero escuchar nada que venga de él, ¡ahora suéltame!

—Lo siento.

Un abrumador silencio se apoderó de la sala, la cara de confusión del pequeño Gremlin era una mezcla de asombro y confusión, agregando las ganas que tiene de matarme. Dick me sonríe, alentándome para seguir hablando ahora que tengo su atención.

—Lo siento si eres un inepto —su rostro volvió al mismo de hace unos minutos, ahora removiéndose en los brazos de Grayson intentando escapar, mientras que Dick me miraba expectante —déjame acabar, no fuiste capaz de entender que todo era mi venganza por haber roto en pedazos mi motocicleta.

—¿Crees que no lo sabía, idiota? —espeta.

—Pero tu mascota sigue viva... aun —ahora su rostro se mostró más relajado, pero con cierta pizca de tristeza —el lugar donde la mantenía oculta resultó ser una granja que trabaja en una fábrica de carnes y pues... tenemos poco tiempo.

Después de un minuto de silencio y la mirada asesina del mocoso, por fin se digna a hablar.

—Dame una buena razón para no matarte —exige.

—Roy fue el de la idea de la granja.

La mirada el pequeño demonio volvió a encenderse de rabia.

Dick decidió soltarlo por fin, pensé que saltaría a atacarme, pero solo se quedó en su lugar, apretando sus puños.

—¿Y bien? —pregunto.

—¿Y bien, qué? Iremos por mi mascota —ordena entre dientes.

—Pero Dami, tienes que asistir a la escuela y ponerte al corriente —le ordena Dick.

Damian gira a verlo, como si quisiera reprocharle, pero Grayson le dedica un semblante serio que lo hace callar.

—Bien.

Y con eso sube las escaleras, perdiéndose por el pasillo.

—Me sorprende el respeto que te tiene —digo mientras me coloco a su lado.

—¿Sabes que ahora querrá matar a Roy?

—Es mejor que lo mate a él que a mí.

Dick rueda los ojos y camina a la cocina.

Esto fue más fácil de lo que creí.

—Están castigados —escucho a Alfred decir desde la cocina.

O quizá no lo será.

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¡Qué tal!

¿Me perdonan por no actualizar? Ajs
Tengo una buena excusa, he tenido mucha tarea y aparte estoy en semana de exámenes, pero me di el tiempo de subir esto porque mis clases de cancelaron por un huracán, al igual que se cancelan mañana. Premio doble.

Y no sé preocupen por lo corto del capítulo, se los recompensaré con el siguiente jsj.

The BatfamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora