XXVII. Small Bump (part. II)

119 18 37
                                        

- No debiste beber tanto...- le reprocho, pero una risa nerviosa me hace callar. Bert esta intentando hacer andar el auto... sin llaves. - perdiste las llaves Berto, pidamos un taxi y mañana vuelves por el auto. Levanta las llaves cuando las encuentra en su chaqueta y grita un "eureka" que resuena con eco en el estacionamiento del hotel. Dudo si subirme al auto sea buena idea, pero lo hago de todas formas y me coloco el cinturón de seguridad. Rogare por mi vida. - ¿estás seguro de que puedes manejar? - asiente, pero luego coloca mala cara y después de eso, estalla en risas otra vez. - estas demasiado ebrio...

- ¿por qué no te gusto Gee? - oh mierda, ahora se va a poner sentimental y no quiero, me duelen los pies, los brazos, la vida... no tengo ganas para soportar esto. - ¿por qué?, digo... mírame. Tengo tu edad, te amo con todo mi corazón, pero tú amas al gnomo ese salido de la nada, lleno de tatuajes y sus pircings, con su aire de superioridad, con su personalidad de mierda. - alzo una ceja... ¿ya? - cuando éramos unos críos, Frank siempre me discriminaba y decía cosas hirientes y era una real patada en los huevos... que ironía ¿no?, venirme a enamorar del amor del enano ese...- "ya, ya" le digo, porque, enserio, quiero irme- yo te amo con todo lo que tengo, creo que si ahora me dijeras: Bert, lánzate al mar, lo haría. Pero tú no me amas y tengo que seguir como tú amigo, tú eterno amigo... - apoya la cabeza en el manubrio del auto. Comienza a llorar. - solo digo... ¿podrías verme?, estoy aquí, pero tú nunca me ves, solo tienes ojos para él... incluso hoy, ni siquiera lo evitaste, te quedaste embobado, perdido totalmente viendo su espalda...- Bert llora unos minutos más y luego, de la nada, se lanza sobre mi y comienza a besarme. Cuando ve que no respondo a ninguna de sus caricias, se detiene y comienza a reír. - te llevare a casa y haremos como que nada de esto ocurrió, esa es la dinámica, ¿no Gerard?, tú solo ignorando lo que siento, yo solo ocultándolo todo el tiempo.

Coloca el auto en marcha y sale rapidísimo del hotel. Me agarro de la puerta y comienzo a rezar.

Se pasa todos los semáforos en rojo, pero llegamos sanos a nuestro destino. Estaciona el auto y se baja junto conmigo.

Me abraza cuando estoy a su lado y lo siento inspirar con fuerza, como si quisiera gravarse mi olor en la memoria.

- De verdad que... daría lo que fuera por haberme enamorado de ti Bert, lo que fuera...- lo miro a los ojos y en un impulso estúpido, lo beso. Me toma de las caderas y me pega a su cuerpo. ¡Mierda!, tiene una erección. ¿Cómo rayos, en una situación así tienes una erección? El beso se vuelve más demandante, hambriento, pero lo corto, no puedo dejar que mis hormonas alborotadas por el embarazo le ganen a la razón. Bert no es Frank y jamás lo será y mientras yo siga viendo a Frank cada vez que hacemos esto, no puedo estar con él.

- Algún día Gee... algún día me veras a mi y no a él... aún hay tiempo para enamorarte y prometo, que lo hare. - me separa de su cuerpo y suspira pesado. - me iré caminando, necesito oxigenarme para dejar de hacer estupideces.

Levanta una mano cuando me da la espalda y de esa forma se despide.

Entro a la mansión en silencio y sin pensarlo mucho me dirijo a mi habitación del arte, el sueño se ha esfumado.

Ni siquiera estoy molesto con Bert, cuando debería.

Enciendo las luces y me recuesto en el sillón.

La vida obra de maneras demasiado extrañas... todo lo que quiero es ser amado con toda la intensidad del mundo, pero quiero ser amado por Frank... por nadie más que Frank.

Tengo un brazo sobre mis ojos y sin proponérmelo, comienzo a tararear una canción de cuna.

Escucho pasos lentos, pero no despego mi brazo de mi rostro ni detengo mi canto, hasta que escucho que se detienen.

Small BumpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora