XV. Interludio...

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Como puedo, observó a lo lejos a la mujer de mis pesadilla, la famosa Jamia, tan impecable, esbelta y llena de vida y tranquilidad. Tan segura de si misma, como el primer día que la vi.


Me acerco lento hasta donde están ambas mujeres. La madre de Frank me abraza fuerte contra su pecho y tirita... y aunque intente negarmelo, se que es un mal augurio.

Sin saludar a la mujer que me mira con total asco y desaprobación, entro a la habitación de mi amor, cargando no solo con mi ansiedad, sino con la culpa.

Él está recostado y mirando hacia la ventana, sus dedos tatuados juegan entre ellos, como un bebé que está recién conociendo su cuerpo.

Me aclaró la garganta, es momento de la verdad. Me mira e inmediatamente sé , en cada fibra de mi ser, que él no tiene idea de quien soy.

- ¿ Hola? - su tono es preocupado, esta asustado.

- Hola...

- Disculpa... pero... ¿ quien eres tú?



Y el mundo se cae inevitablemente a mis pies.

- Tú... tú no sabes quien soy. - no lo pregunto, ¿para que? Esta claro que mi mayor miedo se ha hecho realidad. Me volteo y salgo de la habitación como un huracán, pese a los gritos de Frank desde el interior de la habitación.

Sus padres me miran afectados, pero no reparo en ellos mucho tiempo, la sonrisa burlona de Jamia me llama muchísimo más la atención.

- Lo sabían... lo sabían y no fueron capaces de decírmelo. - la madre de Frank vuelve a pararse como si tuviera un resorte y esta vez Cheech no la detiene.

- Querido... él, él no recuerda nada del tiempo que estuvo... que estuvo contigo.

Y pese a que lo sé y pese a que lo acabo de comprobar, niego ferviente con la cabeza, sin querer creermelo.

- Aire... necesito... aire. - y salgo rápido del lugar, corro por los pasillos, corro por las escaleras, corro hasta que mis pulmones queman.

Llego a un parque, el cual es lujoso, como todo en este sector de la ciudad y me lanzó de rodillas al suelo, sin dejar de llorar. No dejo de llorar hasta bien entrada la noche, hasta que ya no caen más lágrimas rodando por mis mejillas.

Esto es una pesadilla cliché. Es como esa película de amor, ella pierde la memoria y él vuelve a enamorarla. Pero yo no tengo cómo y él, él tiene a Jamia, la mujer perfecta, la hermosa mujer de la cual estaba perdidamente enamorado hasta que yo quede embarazado.

Me levanto del suelo y veo la luna en lo alto del cielo. Camino con lentitud por calles que no conozco, ya no tengo nada, no me importa que me pase...

Paso por fuera de un edificio medieval, tipo castillo y de inmediato lo reconozco como una iglesia e impulsado por una fuerza sobrenatural, ingreso con pasos torpes y un poco de temor a morir quemado por ser un pecador.


y con desesperación hago lo que nunca he hecho antes... le pido a Dios un favor.

- Por favor, por favor... dicen que concedes milagros, que siempre escuchas, que sabes todo porque siempre estas ahí... por favor, por favor... haz que vuelva a mi, si tiene que ser así, haz que vuelva a mi... - nuevas lágrimas comienzan a correr desesperadas desde mis ojos al infinito vacío- y si no es lo que esta destinado a ser... por favor, por favor... dame resignación y aceptación... y por favor, quitarme este inmenso dolor. Se que nunca había hablado contigo y es primera vez que vengo a algún lugar así... solo, por lo mismo, dame esta oportunidad, concédeme a mi este favor...

Me levanto de donde estoy arrodillado y siento en mi hombro una mano que aprisiona con fuerza medida. Es cálida. Levanto la mirada y veo ante mi a un anciano medio regordete, de expresión amable en el rostro.

- Él siempre nos escucha, sin necesidad de oración o de ingresar en su casa. Si tú piensas que jamás has hablado con él, eso no importa, él ha estado presente en tu vida desde siempre. Si en sus planes esta que esa persona vuelva a ti, será de esa manera, quizás no de la forma que tú piensas, pero, independiente de las vueltas que de la vida, en algún momento, esa persona regresara a ti y todo, todo lo que hayan vivido en el ínter tanto, solo será un pasado, un recuerdo carente de color, una experiencia ganada, no obstante... si no esta escrito que esa persona vuelva, jamas será tiempo perdido el que hayas avanzado. Cultiva en ti el amor propio, aprende a amar las cosas pequeñas de la vida. Y verás, como el tiempo que pase, sea cual sea, no será perdido. Así que arriba mi muchacho- me tiende una mano para estrecharla y luego, sin esperarlo, me abraza con fuerza. - confía en los tiempos de Dios.

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