23- Pero quizá y solo quizá... era lo único que te quedaba

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Pese a que Amy tenía una mínima esperanza de que Henry pasara a recogerla, dicha fue aplastada enseguida cuando pasaron al menos diez minutos y no lo vio llegar. Henry era puntual y claramente, ese día no quería verla.

Aquel día era especial, pues el oráculo iba a abrirse para revelar una predicción. Lo que era inquietante para ella puesto que iba a hacerlo antes de tiempo. Por tal circunstancia es que el horario de entrada en la academia se había postergado hasta medio día.
Así que desde muy temprano se levantó para ir al centro y comprar unas cuantas frutas, Dante, al escuchar que ella había salido de la casa se levantó rápidamente y corrió tras ella para alcanzarla.

—Realmente te gusta estar a mi lado, Dante

—Cómo si de verdad me gustara pasar tiempo contigo —replicó de manera irónica

—Y entonces ¿Por qué siempre vienes conmigo?

—Porque es obvio que no puedes vivir sin mí

—...

La plaza era enorme, de lado a lado había puestos de fruta. Por ser muy temprano no había demasiada gente, sin embargo, ya estaban extendidas todas las tiendas con sus grandes carpas multicolores dando vida a la plaza. El olor de la comida hizo retumbar el estómago de Dante. Amy no solo iba a comprar cosas para el almuerzo, sino que también tenía la intención de visitar a una anciana que era como una madre para Eleanore.

Amy compró unos cuantos productos, era muy selectiva respecto al color, textura y aroma de las frutas y vegetales. Después de todo, desde niña siempre había acostumbrado a recorrer los cultivos para cosechar y recolectar legumbres.

—Dante... ¿Crees que puedas esperarme solo un momento? Debo ver a alguien

Al verlo, giró los ojos como canicas, pues él estaba coqueteando con un par de mujeres, las cuales atendían un puesto de accesorios de plata y oro. Sonreía con elegancia y ellas soltaban risillas traviesas.

—Olvídalo...

Fue hasta donde vivía aquella anciana, también era dueña de un puesto... aunque lo que ella vendía era mal visto o inusual. Le llamaban bruja debido a que tenía muchos conocimientos sobre demonios, conjuros o incluso amuletos protectores. Sin embargo, detrás de esa coraza de "anciana con conocimientos sobrenaturales" se encontraba una mujer dulce que amaba hacer galletas para sus visitas. Había cuidado de Eleanore después de que su villa había sido destruida y había aceptado a Chelsey y a Amy como si fueran sus nietas.
En cuanto Amy entró en aquella tienda, una sonrisa extensa se dibujó en el rostro de aquella mujer. Muy entusiasmada se acercó para recibirla e invitarla a beber un café.

—Mayor Ren, me alegro en volver a verla

—Por favor Amy, ya te he dicho que me llames abuela, no tienes que ser siempre tan formal

—Lo siento —sonrió nerviosa. —es la costumbre al escuchar a la señorita Eleanore siempre referirse así hacia usted

—Hablando de ella, ¿Cómo ha estado? Hace tiempo que no viene a visitarme

—Muy ocupada, últimamente hay muchos ataques cerca de las villas y usted sabe... —la anciana alzó la ceja y ella volvió a sonreír. —abuela...

La anciana asintió.

—Siendo ella la líder de las élites anti-demonios no se da el lujo de fallar en sus misiones

—¡Ah! Esa mujer, pasa tanto tiempo corriendo tras seres sobrenaturales que deja de lado el tiempo para compartirlo con ustedes... no me preocupo tanto por ti, pequeña... de alguna u otra manera sabes interactuar con más personas a tu alrededor, es Chelsey la que me preocupa realmente... está tan aislada aprendiendo cosas, que para cuando quiera disfrutar de la vida, dicha se le habrá marchitado frente a ella...

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora