59- Vistamos el cuerpo de un príncipe caído

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La señora Muerte chasqueó los dedos nuevamente, aunque Amy quería saber más sobre los pensamientos de Dreyko, comprendió que quizá era inapropiado. Después de todo, muchos tenían respeto por el linaje de Arthur e intentar saber lo que pensaban, cómo se sentían o, algo parecido, no era lo correcto.

—Sé que será extraño para ti que una mortal como Li aceptara tan fácilmente a Amaimon, dado que es un demonio no cualquiera habría de amarlo... sin embargo, Amy... por muy temerario y monstruoso que sea Amaimon, cuando poseía un corazón era el más noble que jamás hayas conocido. Nunca he visto a un demonio tan entregado en corazón y cuerpo como lo era él, tan sutil y comprensivo que incluso Li no pudo resistirse a sus encantos. Y es cierto, ante un joven como él, ¿cómo podrían no quererle? Creo... que ha sido el único demonio en su especie que ha amado de manera correcta...

Amy la escuchaba con atención.

—Así como Dante... —los ojos de Amy se engrandecieron. —el amor es devoción que no todos pueden controlar...

Jen asintió. Amy no sabía qué decir, aunque tampoco había necesidad de hablar. En lo profundo de su corazón, la llama cálida se encendía cuando oía el nombre de Dante, se preguntó a sí misma si esa era la sensación que Li tuvo en vida cuando se enamoró de Dreyko. Probablemente sí, pero vaya uno a saberlo.

—Solo quería darte una idea de lo que él sintió cuando aquella doncella murió en sus brazos... el grito fue tan estruendoso aquella noche que incluso llegó a mis oídos, y... no dudo ni por un instante que sus hermanos también lo escucharon. Obviamente pensaron que estaba en peligro, sin embargo, Mefistófeles llegó antes de que ellos pudieran partir y les mostró el alma de la mujer que había corrompido a su hermano Amaimon... exigió un juicio, lo que más temía Arthur, pues no podría evitarlo ya que todos debían ser juzgados
Las interacciones estaban prohibidas, Amaimon lo sabía y desobedeció... no puedo mostrarte más desde la perspectiva de Dreyko, pues es su sentir y debe respetarse al igual que el del resto.

Amy asintió, comprendiendo cada una de las palabras de la mujer vestida de luto.

—Sin embargo... esa fue la desobediencia de Mefistófeles que lo llevó al exilio... un alma no puede ser tomada antes de tiempo, y a aquella mujer le restaban al menos, veinte años más de vida

Amy abrió los ojos de par en par.

—Tenía muchas cosas escritas por delante, pero la soberbia de Mefistófeles por ver a un príncipe caído, fue más grande que sus propios principios, tomando un alma a cambio y condenando a otra... en este caso, a la del príncipe Amaimon...

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—Así que...

La espesa neblina se manifestó a espaldas de Dreyko y después se transportó a su costado.

—¿Reuniéndote con una mortal, eh? —Mefistófeles le miró con esa asquerosa sonrisa que siempre lo definía, se movía de un lado a otro

Estaba estupefacto, sin comprender la situación.

—Señor mío, mi más grande príncipe de las tinieblas de la destrucción... —refirió Mefistófeles con una reverencia mediocre y sonrisa de oreja a oreja. —así que, su tercer hermano está mostrando un comportamiento digno de un completo fracaso como príncipe, ¿lo sabe?

Pero Arthur no hizo ningún gesto. Bástian solo apretaba los puños, detestaba que alguien hablara mal de sus hermanos, y Liam... por el contrario, parecía muy decepcionado y sumamente triste, como si supiera el destino que le esperaba a su hermano, pero no quisiera reconocerlo.

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora