1- Estimado destinatario

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

Chapoteos y ramas crujiendo conforme los pasos avanzan apresuradamente. Las gotas frías se deslizan por su frente a medida que su respiración se acorta. La canasta que antes llevaba en su antebrazo cayó tan rápido en cuanto escuchó los gritos de lamento en la lejanía. Además de eso, las flamas aumentaron y la espesa neblina se esparció entre sus pies.

—¡Mamá! ¡Papá!

Tose, pero no se rinde en avanzar entre el humo abrazador. Sus ojos se llenan de lágrimas y su corazón palpita fuertemente en cuanto se da cuenta de lo que ha pisado.

Un cuerpo.

Uno completamente chamuscado e irreconocible. Pega un grito y retrocede. Una vez que el humo se despeja con lentitud, lo suficiente como para que mire al frente, se torna pálida y ese grito se queda ahogado en su garganta.

Muchos cuerpos, todos y cada uno de ellos chamuscados. Sin extremidades, rodeados de enormes charcos carmesíes hasta formar extensos ríos de sangre. El olor nauseabundo llega a sus fosas nasales e inmediatamente su estómago se comprime, mira de un lado a otro con los labios temblorosos. Ruega e implora porque ninguno de ellos sea su padre o madre.

Todas las casas fueron destruídas, la madera cocida solo provoca más fuego. Incluso el crujido hace estremecer a la pequeña de ojos castaños. Puede escuchar lamentos, gritos y feroces rabietas en todas partes, pero el humo le evita mirar más allá de donde se encuentra.

—¡Mamá, papá por favor contesten!

Se detiene en seco cuando llega a lo que se supone, debería ser su hogar. Todo se ha transformado en cenizas, toda la madera del suelo se ha vuelto tan oscura como la obsidiana. Un par de gotas se forman en sus ojos y lentamente caen como un río. Deslizándose sobre sus mejillas. Enarca las cejas sin poder creer lo que está viendo.
Pues al avanzar entre los escombros se percata de dos cuerpos tumbados, completamente negros y con cicatrices profundas. La piel de ambos está tan quemada que a simple vista lucen como los cadáveres del exterior, con los globos oculares colgando, heridas similares a la lepra. Sin embargo, ambos cadáveres tienen una postura muy distinta al resto, pues sus manos están entrelazadas. El uno al otro se miró antes de morir a manos de las flamas ardientes.

La pequeña cae de rodillas al ver los anillos de ambos en sus dedos anulares, los que declaraban la unión sagrada de ambos. Sus lágrimas se vuelven más melancólicas, el dolor en su corazón jamás podrá ser borrado.

—Mamá, papá...—Partes de sus cuerpos habían sido desmembradas, la sangre que corría por sus rostros y esas marcas de garras clavadas en sus abdómenes, más que causarle pavor, le provocan rabia —¡MAMÁ! ¡PAPÁ! ¡DESPIERTEN! ¡POR FAVOR DESPIERTEN! —exclama sin parar, las lágrimas caen una tras otra con la esperanza de que ellos puedan alzar la vista y cuidar de buena voluntad como siempre lo han hecho a su pequeña.

"No puedo perdonarlos..."

Se dice a sí misma, limpiándose con la muñeca el rostro. Sus antes enarcadas cejas ahora se inclinan hasta formar un semblante lleno de ira y resentimiento. Sabía perfectamente de quiénes se trataba cuando el caos y el mismo infierno ascendían al mundo terrenal.

Por supuesto, esos seres despreciables, esas porquerías vivientes llamadas demonios, invadieron el pueblo buscando qué comer, ¿Por qué lo harían?
Si desde hacía mucho tiempo esas bestias habían sido controladas.

Su llanto incontrolable se ve detenido por el sonido de un cascabel en la lejanía, mira a todas partes, pero no encuentra el sitio de procedencia. Hacía mucho tiempo que ese sonido la atormentaba o acompañaba, podría jurar desde que dio su primer suspiro en el mundo. Desde ese entonces, el cascabel parecía llamarla y por más que ella buscara de dónde provenía, aquel sonido se detenía y perdía cualquier rastro. A veces le parecía que ese cascabel trataba de articular su nombre, pero solo se volvía un hilo de voz fácil de romperse y desaparecía.
Sus ojos vidriosos y humedecidos dejaron escapar un par de últimas lágrimas antes de ponerse en pie.

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora