78- Que te amo hoy, mañana y siempre...

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—Señorita Elpis... por favor, le suplico que me diga... ¿Volveré a ver a Dante?

—...

—Por favor, por favor dígame qué pasará de aquí en adelante... dígame qué será de este mundo a partir de ahora... se lo suplico, por favor...

—Las criaturas no volverán a perturbar a los mortales, pues la grieta ha sido sellada y los corazones de los príncipes han sido tocados por la luz que he emitido. Es decir, ellos regresarán a su abismo porque ya no hay razón para destrozar más de lo que les corresponde

—¿Volverán a su abismo? ¿Cómo?

—Por su propia voluntad se irán...

—P-Pero... sí habla de corazones... el príncipe Amaimon-

Elpis sonrió.

—¿Acaso usted le construyó un nuevo corazón?

—No... pero encontró un tesoro más valioso... una razón para quedarse, si él no vuelve a caer en los tres méndigos, te aseguro que tendrá un futuro próspero y lleno de amor

—Y... y... ¿Dante? ¿Y el resto de ellos? ¿Nunca más... —sollozó. —nunca más los volveré a ver?

Elpis entristeció al verla enarcar las cejas. Descendió, inclinándose hacia ella y tomando de sus hombros. Le limpió las lágrimas con suavidad para calmar el dolor tan grande que guardaba en su corazón.

—No puedo responderte eso... Dante ahora tiene otro cargo importante, siendo el príncipe de Pandora sus responsabilidades son otras... además, Silcharde no puede ser liberado... no de nuevo...

—Todo esto que ha ocurrido... Elpis, duele demasiado... no quiero dejarlo ir, yo...

—Si tu corazón es abrigado en esperanza y paciencia, el cultivo de todo eso hará un amor muy grande... más que tu dolor

—¿Más que mi dolor? Nada se compara a lo que siento ahora, por favor, escuche mis súplicas... dígame que volveré a verlo, aunque sea una vez más en la vida...

—Amy... —dijo al sentarse a su lado. — Dante permanecerá en tu corazón como tú en el de él, no importa cuan grande sea la distancia... siempre vivirás ahí... y nada ni nadie podrá tomar tu lugar, ni siquiera yo

—Elpis, eso no es-

Ella sonrió.

—Me hace tan feliz saber que experimentó el amor de los mortales... saber que su pálpito fue dedicado a ti, incluso el de Henry... para mí siempre han sido unos pequeños que debo proteger... sin embargo, una vez que ellos pisaron esta tierra y llegaron a ti fue como encontrar un tesoro entre el fango y jamás tendré palabras para agradecértelo. Estoy segura de que cada uno de ellos agradece haberte conocido... especialmente los hermanos Neberus

Amy estaba desconsolada, se negaba a creer que todo eso había ocurrido en tan poco tiempo. Por mucho que quisiera detener el dolor en su corazón jamás podría hacerlo.

—Amy Winston... —sostuvo su mano y volvió a sonreír. —no puedo estar aquí por mucho tiempo y tampoco puedo permitir que los mortales recuerden todo lo acontecido...

—No... —dijo nerviosa. —no, no... no quiero olvidarlo, ¡No quiero hacerlo! ¡No me hagas olvidarlo!

Elpis suspiró.

—Ese es el deseo que te concederé porque sé que Dante habría querido lo mismo para ti... si el resto olvida tu complicidad en todo este asunto gozarás de una larga vida... te lo aseguro

Amy asintió cabizbaja. Elpis al percatarse de que su llanto no pararía, la acercó hacia su pecho y acarició su cabello con sutileza. Seguido de eso, comenzó a tararear. Vislumbraban juntas como el amanecer empezaba a emerger entre las colinas, los rayos las acariciaban en silencio.

Una vez más quiero amar
este deslumbrante mundo que se destroza y desvanece. Escondo mis sueños dentro de mis ojos hasta que mi contaminado corazón comienza a llorar.

Los dioses sin misericordia, que están arriba en el cielo, no serán alcanzados por nuestro llanto. Esperanza...

Déjanos volvernos la ardiente leña, y quemar ese cielo hasta que ya no haya más.

Esperanza

Quiero amar este decadente mundo bañado en sangre en el que nací, sin temor. En vez de ser perdonada, perdonaré y tendré fe, y me quedaré de frente a esta tierra para contar los tristes días que pasen.

—Ten una larga vida Amy Winston... —murmuró Elpis

Amy había caído en un sueño profundo al ser acariciada, al escuchar ese canto armonioso que le hizo doler aún más el corazón.

—Siempre viviré en ti... incluso cuando tu mundo se llene de oscuridad me verás al final del túnel...

Besó su frente y lentamente se desvaneció.

Cuando Amy volvió en sí ya no había nadie a su lado. Con el corazón hecho añicos contempló un nuevo amanecer. Dio un largo y melancólico suspiro, bajó la colina en total silencio, sin embargo, grande fue su sorpresa al ver un cuerpo tendido bajo uno de los árboles más grandes cerca del río.

Era un niño.

Uno que estaba totalmente inconsciente... eso o quizá dormido.

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora