33- No solo porque me enseñaste a olvidar el rencor

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『•◈ ────※{✧嵐✧}※──── ◈•』

En cuanto Eleanore llegó al salón, todo el mundo se ubicó en su respectivo lugar, escucharon las largas lecciones que incluían objetos sagrados, conjuros y oraciones. Incluso simbología en los sellos e invocaciones de espíritus.

—Escuchen y repitan conmigo... los demonios presentan estos atributos:
Son espíritus, pueden aparecer visiblemente, pueden hablar, creen, ejercitan su voluntad, demuestran inteligencia, reconocen, tienen fuerza supernatural, tienen presencia sobrenatural, son eternos, tienen su propia doctrina y son malignos

—Señorita Eleanore... —irrumpió Amy. —¿por qué dice que son eternos? Es decir, si mueren por nuestras manos...

—Cuando pierden el corazón, aún vagan como cascarones vacíos llenos de furia y rencor. Su apariencia puede estar aún, pero en el interior ellos ya no son nada

—¿Qué quiere decir?

—Se refiere —interrumpió Henry. —que, aunque esté aquí, realmente no lo está, es decir... una vez que su corazón se apaga, su razón, emociones, actitudes y actos dejan de tener coherencia, pues el demonio se ha perdido a sí mismo y estará inconsciente de por vida. Vagará como un espíritu maligno, incapaz de sentir o experimentar

—Aunque los demonios ni siquiera sienten —Kant se echó a reír. —no sé porque nos preocupamos por eso

—Debería —replicó Eleanore. —si con consciencia son salvajes, imagina lo que sería si no la tuvieran. Se dice que en realidad eso de que sientan es solo un mito, pero... de no serlo, siempre es bueno prevenir

Las manecillas del reloj causaron que sonara una campanita, indicando el final de la sesión. Rápidamente Bianca y Kant tomaron sus cosas, parecían exhaustos de tanta información y de muy poco tiempo. Sabían que los exámenes de Eleanore nunca eran fáciles, por lo que preferían irse temprano y desvelarse estudiando antes que reprobar. Henry, sin embargo, caminó hacia la puerta y esperó a Amy al pie de ésta. Ella estaba guardando sus cosas cuando la señorita Eleanore se paró frente a ella.

—¿Sucede algo señorita Eleanore?

—Sí, tengo algo que encomendarte

—¿De verdad?

Eleanore asintió.

—Verás... es un favor algo complicado, pero sé que podrás hacerlo bien

—Por supuesto, ¿En qué consiste?

—Ir a buscar al joven maestro Lang en las montañas

Amy abrió los ojos de par en par.

—¿Al joven Lang? ¿Está usted hablando del prohibido y legendario joven Lang? ¿Por qué?

—Es un favor especial del Buffet... y cuentan contigo para hacerlo

—¿Por qué yo? —alzó la ceja. —¿Tan mal me he portado?

—Al contrario, Amy, es más bien que tú posees una característica que podría ayudarnos a traerlo...

—Señorita Eleanore...

—Sé que es complicado, pero de verdad cuento únicamente contigo y tengo la certeza de que podrás lograrlo —extendió la palma de su mano y Amy hizo lo mismo para sujetar el objeto que ella le brindaba. —si entregas esto, será suficiente para que no te haga daño

Al ver el anillo, Amy quedó maravillada. No se debía a que era de oro puro con detallado perfecto en el grabado, sino que, estaba sosteniendo el legendario anillo del joven maestro Lang. Sus ojos inmediatamente brillaron de emoción, Henry escuchaba todo detrás de la puerta, pero no comprendía nada de lo que hablaban. Pues ni siquiera estaba enterado de ese tal joven Lang.

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora