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Bajo el brillo dorado del cielo en el interior de aquella pequeña caja, un par de rayos se extendieron frágilmente hasta tocar el pasto frondoso y verde que se movía de un lado a otro, como si bailara con el vaivén del viento. Inmediatamente, dos cuerpos pequeños se encontraban durmiendo bajo el par de rayos. Una hermosa doncella de piel blanca como la nieve, cabello rizado como el mismo oro hasta llegar por debajo de su cintura y una sonrisa entusiasta, se aproximó hacia ese lugar.
Los niños, al sentir ese brillo golpeando directamente a sus pestañas, no pudieron evitar enarcar las cejas y removerse incómodos. Abrieron los ojos con dificultad y estiraron las extremidades de sus cuerpos. Al sentarse, el uno al otro se miró con suma curiosidad. Antes de que el pequeño de ojos esmeralda pudiera decir algo, una suave voz se escuchó frente a ellos.
Era delicada y sumamente hermosa, el pequeño de ojos escarlata inmediatamente miró hacia ella y, al ver sus ojos quedó sumamente encantado. No era únicamente por su apariencia, sino que el aura que aquella doncella desprendía era tan acogedora, que su corazón se derritió en cuestión de segundos.
—Hola... —dijo al sonreír. —no puedo creer que nacieran dos al mismo tiempo y en el mismo lugar...
Al hincarse, el niño de ojos esmeralda retrocedió y por pura inercia, hizo retroceder al niño de ojos escarlata con su mano, buscó protegerlo desde el primer instante que nació.
—No les haré daño pequeños... yo quiero cuidarlos —miró hacia el chico de ojos esmeralda y sonrió
El gesto que había hecho para cuidar del otro pequeño le dio inmediatamente la respuesta. Aquel niño poseería el don de la ira o destrucción, su ferocidad se manifestó desde el primer momento. Cuando miró hacia el pequeño de ojos carmesíes y vio la manera en la que se encogía, también supo la respuesta. No era coincidencia que ambos hubieran sido creados el uno junto al otro, definitivamente, él poseería el don de la lujuria cuando creciera.
Frimost y Sidragaso eran nombres bastante rudos para llamarlos, por lo que aquella doncella acarició su barbilla y luego chasqueó los dedos, sumamente emocionada.
Pensó en que el nombre de Henry era perfecto para un príncipe, especialmente uno que dirigiría correctamente a los suyos y protegería a capa y espada. Mientras que Dante encajaba para el otro pequeño, después de todo ese nombre significaba "el que es resistente" y era dulce, perfecto para un niño tímido en un principio.
Los ayudó a ponerse en pie aunque al principio parecían dudosos y tomó a cada uno de sus manos. Caminó entusiasmada, mirando el rostro de ambos. Finalmente, tendría más compañía en ese sitio hermoso pero desolado.
—Los dulces hermanos Neberus —dijo en un tono melodioso y dulce — realmente serán unos buenos hermanos
Al pasar el tiempo, más y más se fueron agregando. Los nombraba según sus personalidades. Les enseñó la calma, la paciencia y múltiples virtudes. Les habló del riesgo fuera de la caja, de las consecuencias que podría haber si alguno de ellos salía. El último en crearse fue Silcharde, al que ella llamó cordialmente Edward, no poseía una apariencia física, pero podía manifestarse con ellos y verse reflejado en el agua o cualquier otra superficie brillante.
La razón, es porque él poseía el don de la soberbia. Era el original y más serio de los pecados capitales, pues se consideraba que éste había sido el origen del resto al querer ser superior. Un don como ese no podía ser compensado con una apariencia física, por lo que Silcharde tarde o temprano buscaría un cuerpo que poseer. Siempre y cuando cumpliera con sus requisitos.
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Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO
RomanceNovela Gráfica. Existe un mito, uno sobre una caja que al ser abierta liberó los males en el mundo... conocidos como los siete pecados capitales. Sin embargo, en el interior de la caja solo un ser quedó atrapado y ruega por su liberación para prote...