77- Quiero decirte, como último recordatorio...

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—¿Y entonces... qué?

El pequeño que se encontraba leyendo en el sótano no parecía muy contento. Sus ojos se fruncieron a medida que leía las últimas palabras anotadas en el libro, incluso su semblante se había vuelto sombrío. De no ser porque era de noche, se habría soltado a llorar, haciendo una rabieta inmensa.

—¡Esto es una estafa! ¿¡Qué demonios ocurrió!? ¡No me gusta este final!

—¿Querido?

El pequeño de ojos índigo, tan claros como el reflejo de la luna en el agua, miró hacia la doncella que tenía el semblante lleno de preocupación. Bajaba por las escaleras de madera, haciendo chirridos entre las tablas conforme sus pies avanzaban. Tenía un vestido rosa, holgado y largo que llegaba antes de sus tobillos. El pequeño no pudo evitar enarcar las cejas y hablar con los labios temblorosos, estrujó el libro con dolor y corrió hacia ella.

—¡Mamá!

—Querido... ¿Qué sucede?

Y él se soltó a llorar en su vientre. La abrazó con fuerza y alzó la vista.

—¡Mami! ¡Este libro no tiene un final feliz! ¡No me gusta! ¡Buuu!

Ella sonrió gentilmente, acariciando sus mejillas y limpiando sus lágrimas con delicadeza y dulzura.

—¿De qué libro estás hablando?

—Mami... estaba acomodando las cosas del sótano como me pediste... p-pero... p-pero yo... encontré un libro, uno maltratado en las cajas más viejas y me puse a leerlo —dijo avergonzado, con las mejillas coloradas. —Yo um, no terminé los quehaceres... lo siento, es solo que... la historia estaba tan buena que... ¡Ug! Pero aun así siento que perdí mi tiempo al leer esto, de verdad lo siento madre...

Ella dejó escapar una sonrisa traviesa e inocente de entre sus labios, el pequeño hizo un puchero, contemplando el rostro angelical de la mujer frente a él.

—Los libros viejos de aquí son buenos —dijo ella. —aunque no recuerdo haber tenido uno tan trágico ¿sabes?

—¿¡Cómo podrías no recordarlo!? Un libro así, con una historia así y un final así... ¡Jamás podría ser pasado al olvido! —el pequeño inmediatamente alzó el libro malgastado

En cuanto ella se percató de la pasta dura y las hojas amarillentas, su sonrisa se esfumó. Incluso las manos que sostenían al pequeño se volvieron débiles y un nudo en su garganta se formó.

—No sé cuál es el título —replicó el pequeño. —está tan maltratado que algunas palabras son apenas entendibles, incluso hay algunas páginas medio rotas... sin embargo, pude leer todo lo que contenía y ¡En serio me estaba gustando la historia! Pero... pero... no hay continuación... y la última hoja está completamente maltratada, como si la hubieran querido romper o algo así —dijo entre risas. —No me explicó quién está tan mal de la cabeza como para hacer eso... pero, en fin... —suspiró. — madre, realmente tienes muy buenos libros, pero este especialmente, a pesar de su final malo... ¡Me encanta!

Ella esbozó una media sonrisa.

—Sí... tienes razón, un libro así jamás puede ser pasado al olvido...

—¿¡Verdad que no!?

Él estaba entusiasmado y al mismo tiempo devastado por su lectura, sin embargo, ella acarició su cabello y sostuvo el libro cuando él se lo otorgó. Al acariciar los bordes de la pasta, sintió una nostalgia muy grande, hacía muchísimo tiempo que no había vuelto a escribir en ese viejo libro... suspiró melancólica y miró hacia el pequeño.

—Bueno... yo sí conozco el final de la historia

—¿¡De verdad!? —sus ojos irradiaron un brillo de entusiasmo, siendo claros, era imposible no compararlos con los de una luna resplandeciente. —¡Quiero oírlo! ¡Por favor!

—¿En qué se quedó esta lectura?

—¡En el momento en el que Elpis y la mujer se encontraban! Justo después de abrir la caja

—Oh... ese momento...

Demonio de Pandora (#1 Saga Devoción Inmortal) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora