Recuerdos del pasado

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Narra Nick:

― ¿Cómo sabes tanto de historia, Evie? Tienes cada dato tan fresco en tu memoria que casi parece que hubieras estado ahí. ― pregunte mientras caminábamos fuera del salón.

― Estuve ahí ― Evie hizo una pausa y luego continuo con una sonrisa. ― ¿Cuando lees un libro no te transporta a esos lugares donde sucede la historia? ―

― No tratándose de la revolución rusa. ― le respondí risueño.

― La imaginación de un buen lector traspasa cualquier barrera, Nick. ― me guiño el ojo. ―Iré al tocador, nos vemos en el almuerzo, ¿te parece? ―

―Hecho― sin más por decirme, Genevieve se fue y yo me acerque a mi casillero.

―Me siento reemplazada por la chica nueva. ― La voz de Maya me sorprendió detrás de mí.

―Nadie te ha reemplazado, Maya. ― le digo en tono despreocupado.

―Esa niña tiene apenas un día aquí y ya es tu nueva compañera de estudio, perdón si me siento celosa, Nick. ― ella bajo la mirada y uno de sus rizados cabellos se escapó detrás de su oreja.

Maya era una chica hermosa, pero Genevieve tenía algo especial, su mirada decía tanto y tan poco, y además tenía esa boca tentadora, esos labios que yo deseaba probar... Sentí la mirada extrañada de Maya, de nuevo me perdí en mis pensamientos, esos pensamientos que siempre retornaban a una persona.

―Descuida, Maya. Siempre serás mi tutora favorita, aun no se me olvida que, si no hubiera sido por ti, no estaría en el equipo de basquetbol ahora. ―aprieto su hombro levemente y de forma condescendiente.

―Eso me reconforta, odiaría que una europea exótica me quite a mi mejor alumno. ― dice mientras me sonríe. Maya tenía esa clase de sonrisas que te contagiaban, en cualquier otro momento me hubiera quedado embobado por ella, sin embargo, ahora, en mi cabeza solo tenía la sonrisa reluciente de esa "europea exótica". ― Nick, supe de la fiesta que habrá el fin de semana, ¿tu irás? ―nuevamente, volví a la realidad de golpe.

― Eh... sí, mi hermano y yo asistiremos. ―

―Estupendo, te veré ahí entonces. ― me dedico una nueva sonrisa y girándose se alejó de mí. La mire irse y me acerque a mi casillero a sacar los libros de mi próxima clase.


Narra Evie:

«Pero que bajo he caído» pensé mientras miraba la bolsa de sangre ya vacía. Ahora no solo me alimentaba de un contenedor de plástico, sino que lo hacía escondida en un cubículo del baño. Desearía hacerlo del modo convencional, pero si quería quedarme, tenía que ser lo más discreta posible. Un incidente como el del conserje no podía repetirse.

Escuche las pisadas de alguien que entraba al baño, y de pronto el olor penetrante de un perfume demasiado dulce me asfixio. Guardé la bolsa de mi alimento en mi bolso y salí del cubículo.

Era esa chica de la clase de historia. Nos miramos a través del espejo mientras ella se lavaba las manos, y fue ahí cuando note algo muy extrañamente familiar en su rostro. La chica se había tensado de repente y con claridad observe como si una corriente eléctrica con evidente color oscuro recorriera cada conducto nervioso de su rostro. La última vez que me había visto algo parecido las cosas no habían sucedido de forma pacífica, más bien, todo lo contrario.

― ¿Qué rayos eres? ― escupí sin pensar y la chica me miro confundida, haciendo desaparecer la tensión de su gesto. 

Me acerque lentamente a ella, se giró hacia mí y me miro con extrañeza. Lucia tan... normal, que por un momento pensé que lo que vi a través del espejo había sido solamente una mala jugada de las luces del baño, pero fue cuando vi sus ojos vacíos que confirmé mi hipótesis.

Antiguo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora