Antiguo Amor

Hombre Misterioso

Recuerdos de Damon, narrados por Evie:

Las paredes de piedra hacían que el lugar se oscureciera a pesar de que muchas antorchas rodeaban la habitación. Divise a mi padre y a Katherine a mi lado o, mejor dicho, al lado de Damon, también había otros dos hombres, que al igual que él, parecían soldados listos para la guerra.

Y sentada en una escalinata me encontraba yo y estaba... ¿llorando? Sin duda la imagen de mi misma llamo mi atención, pero, aunque quisiera acercarme para averiguar que me pasaba con exactitud, no podría manipular el recuerdo.

―Desde que la conozco, he observado con detenimiento la actitud de Akasha... ―Lestat camino por la habitación mientras hablaba. ―Siempre mostró ser una persona irracional y ansiosa de poder. ―miro a los presentes y continuo. ―Cuando me eligió como su consorte dejo muy en claro sus aspiraciones. ―

―Acabar con todos aquellos que se metieran en su camino. ―afirmo uno de los hombres que yo no lograba reconocer.

―En mis primeros años a su lado, me convenció de nuestra superioridad, el mundo era nuestro reino. ―Lestat cerró los ojos como si todo aquello pesara para él. ―Pero no fue más que un reino de cadáveres, aunque Akasha me aseguro que eso ayudaría a cambiar el rumbo de todo ser en la tierra. ―

―No te culpes por nada de esto, Lestat. ―la voz de Katherine fue solo un susurro.

―Lo hago. ―dijo él secamente. ―Mi necesidad de ser alguien poderoso me cegó y no fue hasta que nos vimos vulnerables que me di cuenta de todo el mal que había desencadenado. ―miro el pequeño bulto sollozante de la escalinata. ―Ahora mi hija sufrirá por mi culpa. ―

―Por eso debemos luchar con Akasha. ―la voz de Damon resonó más fuerte que la del resto. ―Por el bien de Genevieve y tu familia. ―

―El mundo que conocemos esta por cambiar de nuevo y lo único que puede impedirlo es la destrucción de esa mujer. ―el otro hombre hablo con fiereza.

―Pero ¿cómo? ―pregunto mi madrastra. ―Es más fuerte que cualquiera, incluso más fuerte que tú, mi amor. ―

―Hay un momento. ―dijo Lestat con seguridad. ―Cuando cede su cuerpo para alimentar se vuelve vulnerable porque comparte su poder. ―continuó. ―Pero si alguien bebe hasta la última gota de su sangre muere con ella. ―

― ¡Padre! ―me vi levantarme de un brinco y caminar hasta ellos. ― ¿Qué será de...? ―un zumbido reemplazo mi voz por un instante.

―Corazón. ―Lestat tomo mis manos tratando de consolarme. ―Él se dejó enredar por tu madre, es su nuevo aliado ahora y tendrás que olvidarlo. ―

El estruendo de la puerta al golpear contra las paredes fue tan fuerte que casi me hizo salir de la mente de mi amigo, pero logre mantenerme serena. La gran entrada de mi madre en la habitación me hizo temblar. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que la había visto.

―Mi niña. ―la voz femenina era seductora, me hizo recordar que alguna vez pensé que las historias de los marinos acerca de las sirenas se referían en realidad a mi mamá. ―Me hierve la sangre al verte junto a todos ellos, confabulando contra mí, la mujer que te dio la vida. ―

―Akasha...―dijeron todos al unísono.

―Alto, sean respetuosos y diríjanse primero a mi nuevo rey. ―un hombre entro detrás de ella, pero las sombras ocultaron su identidad.

― ¿Qué es lo que le has hecho, madre? ―me observe de nuevo, iba a acercarme al hombre misterioso, pero Katherine lo impidió.

―Apártate. ―le dijo Damon al hombre.