Mientras tanto...

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Narra Evie:

Después de despedirme de Nick en el instituto, fui al hospital donde recogería la sangre para Damon. Fue muy fácil entrar y salir con uno de mis trucos favoritos. El primero que mi madre me enseño cuando me convertí en vampiro: Compeler.

La finalidad principal siempre fue a hipnotizar a, lo que ella llamaba, mi alimento. Pero además de eso, ella decía que era la mejor forma de conseguir lo que quieres sin tener obstáculos. Aunque claro, ella podía compeler a quien quisiera, fuera humano o inmortal.

Todo lo contrario, a mi padre que piensa que no es bueno abusar mucho de ese poder y en general, de ninguno del que la naturaleza nos haya dotado.

Como sea, usarlo siempre me había funcionado para salir de algunos problemas y también para divertirme de vez en cuando. O como en esta ocasión, para conseguir alimento sin dañar a nadie.

Cuando llegue a casa, ni bien abrí la puerta me percate del enorme desastre por todos lados, parecía que un tornado hubiera comenzado en la cocina y terminado en la sala de estar.

Pero fue cuando escuche un fuerte ruido, que mis sentidos se pusieron en alerta. Dejé la hielera con las donaciones sobre una mesa y fui hasta la habitación de donde provenían los ruidos. Sin esperar ni un segundo abrí la puerta y me encontré con la escena más apabullante que seguramente inspiraría a algún seguidor del BDSM.

― ¡Oh, carajo! ―en cuanto escucho mi voz, Damon levanto la cabeza y se alejó un poco del cuerpo de la mujer que retozaba alegremente sobre su cama.

― ¿No te enseñaron a tocar la puerta? ―gritó y me lanzó una almohada en la cara. ― ¡Largo de aquí, Genevieve! ―

Cerré la puerta y volví a la sala de estar. Sin poder aguantar más, deje salir una carcajada más de nervios que de diversión. Era la primera vez que veía a Damon en una situación así.

Pasados unos veinte minutos, mi amigo se reunió conmigo y por su cara de pocos amigos intuí que interrumpí en el mejor momento.

―Lo siento, en verdad no fue mi intención. ―

― ¿No se supone que ibas a trabajar y luego estarías con Nicholas? ―terminó de abotonar su camisa y comenzó a limpiar un poco el desastre que había por toda la casa.

―Nick tenía que atender un asunto, ¿Dónde está Sophie? ―

―Salió desde muy temprano con Joseph, y ella si me aseguro que llegaría tarde. ―me dedico una mirada molesta y no pude evitar sonreírle. ―No me parece gracioso, Genevieve. ―

―Lo sé, lo sé, lo siento, es solo que, no creí que fueras tan... intenso. ―

―Cierra la boca de una vez. ―

La mujer con la que estaba, salió de la habitación completamente vestida y se acercó a Damon sin reflejar nada de vergüenza conmigo.

―Hasta luego. ―beso a mi amigo y luego de despedirse de mi con la mano, salió de la casa y se fue.

― ¿Quién es ella? Es bonita ―mire a Damon.

―Su nombre es Lenna Schmidt, trabaja con Joseph en el FBI. ―levante los grimorios de Sophie que estaban regados por el piso. ―Cada vez que sale por esa puerta se olvida de mí y vuelve a Pensilvania, pero cuando por alguna razón, regresa a la ciudad, tiene necesidad de verme y me llama. ―

He ahí un buen ejemplo de cómo hipnotizar a alguien para conseguir diversión.

― ¿Estas saliendo con una agente del FBI? ―

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