Reencuentros

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Narra Evie:

Cuando Sophie me dijo que tenía una sorpresa para mí no me imagine que involucraría pasar dos horas en una boutique escogiendo vestidos elegantes, más una hora extra en una estética donde nos maquillaron y peinaron a ambas.

Mi amiga nunca había puesto un pie en Nueva York y ahora, en sus primeras horas en la ciudad ya sabía sobre una fiesta a la que "teníamos" que asistir. Y aunque no tenía muchas ganas de estar toda la noche rodeada de humanos, tampoco quería desanimarla en su intento de hacerme pasar un buen rato.

De camino a la fiesta disfrute de la ciudad porque, aunque el cielo haya oscurecido, las luces de Nueva York alumbraban las calles de la misma forma que lo haría el sol.

― ¿Ya me vas a decir a dónde vamos? ―mire a Sophie, que iba sentada a mi lado en el lujoso auto que había rentado.

― ¿No puedes esperar unos minutos más? ―negué con la cabeza suavemente y ella hizo un gesto de rendición. ―Bien... ―de su pequeño bolso saco lo que parecía una invitación y me la dio.

― ¿Una subasta de beneficencia? ―

―No me juzgues, siempre quise ir a un evento elegante donde los snobs se creen buenas personas solo por regalar un poco de su dinero. ―

― ¿Es en serio, Sophie? ―

―Por supuesto que no. ―dijo entre risas. ― ¿Recuerdas que en los grimorios de mi familia hablaban de piedras que ayudaban en los hechizos? ―asentí. ―Pues descubrí que esta noche van a subastar un collar con una de esas piedras. Así que pienso conseguirla mientras te doy una linda sorpresa y me divierto con gente snob―

Mire la invitación de nuevo, una subasta no era mi definición de fiesta divertida, pero, ¿Qué tan malo podría ser? Además, Sophie insistía en que tenía una sorpresa para mí, por lo tanto, trataría de disfrutar la noche.


Narra Nick:

El salón Capitale se encuentra al este de la ciudad, a unas pocas calles del puente de Brooklyn y es considerado uno de los mejores lugares para realizar eventos importantes, por eso no me sorprende que Priyanka lo haya elegido para la subasta.

Mire a mi alrededor, hombres y mujeres bien vestidos caminaban por el salón, algunos observando las fotografías de todo lo que se subastaría esa noche y otros más, hablando entre ellos.

Mientras tanto yo, estaba solo sentado en la barra del bar, bebiendo y pensando porque accedí en venir a un evento en el que no conocía a nadie, más que a la organizadora, que se encontraba quien sabe dónde, haciendo quien sabe qué.

Apuesto a que, si mis amigos me vieran en este momento, se reirían mucho de mí. Aunque si estuvieran aquí, también se aburrirían. No es la clase de fiesta en la que puedes divertirte.

―Aquí estas... ―la voz de mi novia llego de repente.

―Aquí estoy. ―la miré y sonreí.

―Quiero presentarte a algunas personas. ―me tomo del brazo y básicamente me arrastro por el salón.

Trate de sonreír, sin imaginarme que se vendrían treinta minutos de hablar con desconocidos. Deseaba tanto que todo esto se terminara, o que por lo menos sucediera algo que hiciera de la noche, más interesante.

En cuanto vi la oportunidad de alejarme de esas personas, no dude en tomarla. Caminé rápidamente por el pasillo y salí a una gran terraza, en la que, para mi suerte, no había nadie más. Estaría aquí todo el tiempo que fuera posible.

Antiguo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora