Capítulo 12: Es mi primo

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Gemma y Erik pasaron el día juntos paseando por el río y luego recorrieron la ciudad junto al cochero, que no dejaba de pensar en la cantidad de dinero que obtendría al finalizar el paseo.

Ambos estaban felices y cantaron algunas canciones mientras caminaban. Llegaron a casa cerca de la madrugada y, la mañana siguiente, despertaron muy tarde.

- ¡Oh, vaya! Alguien dejó una carta - exclamó Erik con sorpresa.

Tomó el sobre que habían pasado por debajo de la puerta y lo miró con indecisión. Gemma se acercó a él y reconoció la letra de su tía.

- Es de la tía Alice - explicó torciendo el labio. Erik lo abrió y leyó en voz alta.

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Mi muy estimada sobrina:

Pasé por ti ayer para ir a la modista a terminar el vestido que usarás la noche de la Ópera pero no estabas.
Pasé a buscarte para cenar pero tampoco estabas.
Por favor te pido que vengas a casa lo antes posible porque estamos ultimando detalles sobre la fiesta de Emile y sobre tu vestido. ¡Debes probártelo!
Dile a tu padre que los invito a cenar esta noche, sólo estaremos Emile y yo porque Antoine tiene una aburrida cena de negocios y Marius... Bueno, ya sabes cómo es Marius: un chico increíblemente bueno, muy sociable y siempre tiene fiestas y reuniones a las que asistir porque todos lo aman.
Ojalá acepten mi invitación.

Tuya, Madame Alice D'Azur.

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- ¿Notaste la adulación a Marius? - comentó Erik mirando a su hija con una sonrisa burlista.

Gemma puso los ojos en blanco y caminó hacia el centro de la sala, dejándose caer en el sofá. Estaba comenzando a cansarse de los esfuerzos poco sutiles de su tía por casarla con Marius. ¡Pero si eran primos! ¿En qué cabeza entraba?

Si Alice era astuta y perseverante (o hartante), Erik podía serlo el triple y aún más. Sabía que esa reunión prácticamente a solas no tenía otra intención más que discutir sobre el porvenir de su hija. Claramente no podía rechazar la invitación, era su deber cortar de una vez por todas con esas insinuaciones y propuestas. Pero antes, tenía algo más importante que hacer, una cosa que no podía seguir posponiendo.

- Escucha, Pipi, iremos a esa cena - informó con seguridad. La muchacha levantó la cabeza y lo miró boquiabierta.

- ¿Iremos? Oh, no, papá, tú no quieres ir, tú no quieres cumplir los caprichos de tía Alice - respondió meneando la cabeza.

Le parecía algo imposible, no, tenía que ser mentira. Su padre no estaba sometiéndose a los caprichos de aquella colorada entrometida. Su padre era un tipo listo, un genio en todos los aspectos, sin lugar a dudas ella había entendido mal. No podía ser que ese hombre también obedeciera a los deseos de esa mujer.

- Iremos. Pero antes... - se sentó frente a ella y la miró con seriedad - Antes necesito que me digas la verdad: ¿Alguna vez sentiste algo parecido al amor por Marius?

- ¡No! - gritó ella escandalizada - ¡Nunca! ¡Por Dios Santísimo y la Virgen Purísima! ¡Marius es mi primo!

- Está bien, está bien... Tranquilízate.

- ¡Es como si fuese un hermano para mí! - gritó otra vez - ¡Jamás podría amarlo! ¡Marius es mi primo y nada más! - finalizó con énfasis.

Lo que fue #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora