- Escuchen bien: Emile traerá a Julie y más les vale que la traten bien.
Era Alice la que acababa de hablar de esa manera. Se encontraba en el vestíbulo de su casa con Marius y su esposo, los tres llevaban sus mejores galas porque estaban a punto de partir. Sólo faltaban Gemma, Emile y Julie. Antoine resopló con cansancio.
- ¿Por qué nos hablas así? - se quejó ceñudo - No olvides que eras tú la que trataba mal a la chiquilla esa.
- ¡Oh, discúlpame! - exclamó con ironía - Cierto que eras tú el que siempre la defendía.
- Claro. La defendía y la trataba tan bien como al resto... No como tú, que te la pasas gritándole a todo el mundo.
- ¿Yo? ¿Yo? Sí, sí les grito. Les grito porque no hacen nada bien. Nada.
- ¿Lo ves? Eres tú la mala, siempre la trataste como basura y ahora deberás tratarla como a una hija.
- ¿Y? ¿Te causa gracia, Antoine? Si llego a tratarla bien será sólo por Emile. Oh... ¡Pero sé muy bien que él se cansará de ella y la volverá al gallinero de donde salió!
- ¡Shhhhh! ¡Basta! - gritó Marius - ¡Estoy harto de sus estúpidas peleas! La situación no es agradable para nadie, no la empeoren.
Alice iba a replicar pero su esposo la interrumpió.
- ¡Miren! ¡Ahí viene Gemma! - exclamó sonriendo Antoine. Era la primera vez que ver a esa muchacha pálida y sin gracia le causaba alegría.
Gemma se unió a ellos con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba muy ansiosa por llegar a la Ópera. Como no había podido lograr ningún buen peinado, optó por llevarlo semirecogido, usando un bonito broche que era de su madre. Alice se sorprendió al ver su cabello suelto porque ella nunca lo llevaba así.
- ¡Oh, mira tu cabello! - exclamó Marius con alegría - ¡Qué bonito!
Alice sonrió con falsedad, asintiendo. Odiaba cuando alguien se le adelantaba en alguna acción.
- Gracias, querido primo... - respondió la muchacha - ¿Nos vamos?
- Aún no, esperamos a tu primo - explicó Antoine.
Estuvieron unos minutos en silencio, con sus abrigos en la mano, hasta que la puerta se abrió y entraron Emile y Julie. Alice fue la primera en acercarse a ellos y abrazó a la joven como si fuese su mejor amiga. La chica quedó confundida y sólo atinó a balbucear un "buenas noches" en voz baja.
- ¡Qué bueno que llegaron! - exclamó la anciana - ¿Vamos?
- No, madre... Tengo que decirte algo, ven conmigo - murmuró Emile y, tomándola del brazo, se alejaron hacia el comedor.
Los que quedaban en el vestíbulo se miraron incómodos. Antoine tomó la palabra, era tan buen anfitrión como vendedor.
- Es bueno volver a verte, Julie.
- Lo mismo digo, señor D'Azur.
- ¿Cómo está tu familia?
- Muy bien, gracias.
- ¿Qué me cuentas del pequeño Philippe?
La joven sonrió.
- Está muy bien, muy grandote. Le estamos enseñando sus primeras palabras... A mí me dice "Duli".
Ambos rieron. En ese momento, Alice volvió y llamó a Gemma, quien se acercó a ella con curiosidad.
- ¿Qué sucede, tía? - preguntó entrando al comedor. Alice y Emile la miraron con pena, como si algo terrible estuviera sucediendo.
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Lo que fue #2
Teen FictionUn viaje hacia el pasado, volviendo sobre esa historia llena de mentiras, oscuridad y amores... Segunda parte de "Lo que digas" Gemma está dispuesta a recorrer todos los sitios que fueron tan importantes en la historia de sus padres. Pero, en ese v...