En su último año de universidad, tras descubrir que su prometido le fue infiel y romper su compromiso, la estudiante de leyes Aria Ritt busca estabilidad en su vida, es entonces cuando su simpático grupo de amigas le tiende una mano, dispuestas a en...
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Me tiro sobre el sofá lanzando mi bolso al otro lado de la sala.
Me he sentido inútil y fuera de lugar, todo el maldito día.
No hice nada, nadie pidió mi ayuda para nada, nadie notó mi presencia. Mi primer día fue horrible, ya ni siquiera tengo ganas de ir al siguiente turno.
Dakota se ha ido a casa de Sam porque se quedará con él hoy, ella regresará mañana después de la universidad, lo que significa que en este momento está ocupada —por no decir que se debe estar comiendo a Sam hasta con mayonesa—, y no puedo llamarla para lloriquearle sobre mi pésimo primer día de pasante.
Estoy aburrida, triste, con energía acumulada y con ganas de hablar hasta por los codos.
Considero llamar a Tom, lo pienso unos segundos y cuando me doy cuenta me encuentro marcándole.
—Hola, Aria.
—Hola, Tom —digo.
—¿Qué sucede? —pregunta al otro lado de la línea.
—Acabo de regresar de mi pasantía y no tengo con quien hablar —digo.
—Pues te escucho —dice.
—De hecho me preguntaba si querías venir...aquí —comento sintiéndome un poco tímida.
Tom guarda silencio al otro lado de la línea y por un momento me arrepiento de lo que dije.
—Puedo hacerlo, estaré ahí en diez minutos si quieres —dice al cabo de varios segundos.
—Entonces te esperaré esos diez minutos —digo.
—Ahora salgo —dice para después colgarme.
Corro hacia el baño de mi habitación a arreglarme un poco.
Me lavo la cara, quitando todo mi maquillaje ya arruinado por el trajín del día. Me peino lo más rápido que puedo antes de correr a ponerme ropa un poco más casual.
Termino decidiéndome por usar unos jeans azules, una camiseta blanca lisa y los sneakers más limpios que tengo en el armario.
Arreglo mis cejas y aplico rímel a mis pestañas, es entonces cuando decido que es suficiente maquillaje.
Meto la camiseta dentro de los pantalones y termino poniéndome cinturón delgado.
Terminando de atar mis cordones escucho el timbre sonar.
Abro la puerta encontrándome a Tom mirándome incrédulo. Está vestido igual que yo, camiseta blanca, jeans azules y sneakers blancos.
De todos los conjuntos básicos unisex... ¿Debíamos pensar en el mismo?
Ambos nos miramos de arriba abajo repetidas veces intentando asimilar la situación.
Nos reímos de lo graciosa que resulta la coincidencia y lo invito a pasar.
