En su último año de universidad, tras descubrir que su prometido le fue infiel y romper su compromiso, la estudiante de leyes Aria Ritt busca estabilidad en su vida, es entonces cuando su simpático grupo de amigas le tiende una mano, dispuestas a en...
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Me remuevo sobre la cobija tendida en el suelo mientras mi mirada sigue fija en la imagen de la luna, escondida tras algunas nubes. El cielo está pintado de celeste pastel y tonalidades de lavanda. Pronto anochecerá. Aquí arriba hace bastante frío, pero es más calmado que cualquier otro sitio de allá abajo.
La azotea del edificio es el lugar menos frecuentado por la gente que vive aquí, por lo que me pareció el mejor lugar para venir a pensar. Pensar en todo lo que ha venido sucediendo, lo bueno y lo malo.
Todo el mundo parece estar interesado en si amo o no a Tom, y la verdad no tengo muchas ganas de responderles. Tom definitivamente está en mi corazón, y sé que estoy enamorándome de él, y tengo miedo, sinceramente, tengo mucho miedo. No quiero ser como Dakota, no quiero perderme de las cosas bonitas por miedo a amar a alguien, pero no puedo evitarlo.
Hace poco me preguntaba a mí misma, en mi fuero interno, si era posible amar a alguien más que a Roy y tan pronto, me preguntaba cuándo dejaría de sentir cosas por él y cuando sería capaz de verlo como a cualquier persona. Creo que si lo veo más seguido, si ver su rostro se me hace cosa de todos los días es probable que deje de importarme su presencia.
Pero ya no quiero pensar más en Roy por hoy, ha tenido bastante protagonismo en mi mente últimamente.
Una gota desciende del cielo, cayendo sobre mi pómulo izquierdo, pero aun así permanezco en el suelo, tendida. Otra gota cae sobre mi rostro, seguida de otra en mi boca y así comienzan a caer, mojando todo, incluyéndome, pero no me da la gana de moverme.
Cierro mis ojos y pienso en Tom, pienso en su inconsciente declaración de amor, pienso en sus ojos, en su voz, en su cuerpo, en su risa, pienso en todo lo que me gusta de él. Me ama. Este hombre me ama, y deseo responderle con el mismo amor, ese mismo o con más amor. Juro que cuando lo veo el sol sale y los violines suenan con su caminar. Juro que cuando tengo su aliento en mis labios el tiempo retrocede y me encuentro sentada en el sofá a los 6 años viendo a mis padres muy enamorados bailando "And i Love You So" de Elvis Presley. Estoy a muy poco de quedar totalmente enamorada de él, pero tengo asuntos pendientes que arreglar conmigo misma.
Si Tom tendrá un espacio en mi vida será como dijo Kelsey... tendrá piso, le daré la seguridad de que no me volveré loca y lo abandonaré huyendo de lo que temo sentir.
Las gotas de lluvia me resbalan por el rostro, brazos y pecho, mi ropa se ciñe a mi cuerpo de lo mojada que está, pero por nada del mundo abro los ojos.
Solo necesito tiempo.
—Eres una loca, Aria Giselle Ritt —escucho la voz de Tom y abro mis ojos con sorpresa.
Está parado a mi lado, mirándome desde arriba como si me hubiese salido otra cabeza.
—¿Qué pasó, Fitzwilliam Tom Witt Jones? —le pregunto sabiendo que odia su primer nombre.
