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Ya había recogido mis resultados de los exámenes, mis papeles y trabajos estaban en orden, y oficialmente solo debía esperar a la entrega de diplomas, mi logro había sido suficiente como para que mi familia me organizara una fiesta a modo de felic...

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Ya había recogido mis resultados de los exámenes, mis papeles y trabajos estaban en orden, y oficialmente solo debía esperar a la entrega de diplomas, mi logro había sido suficiente como para que mi familia me organizara una fiesta a modo de felicitación.

Guardo los últimos trastes en la alacena y limpio la mesada sintiéndome exhausta. Trabajé todo el día en la firma, uno de los abogados de la señora Baraff renunció y me nombraron abogada oficial del caso.

Estoy aterrada y a la vez quiero saltar en un pie de la felicidad. Tener esta oportunidad justo después de graduarme es increíble, varios de mis compañeros no consiguen un trabajo aún, y el haber sido escogida para este caso es simplemente maravilloso, si logramos ganar el caso es muy probable que se me dé un empleo completo como abogada en la firma, no solo como pasante.

Tom ha ido al supermercado a hacer las compras de la semana. No vive conmigo pero me ha hecho el favor de ir en mi lugar, el departamento estaba asqueroso y si iba a la tienda ya no podría limpiar.

Guardo los guantes de limpieza en la cajonera debajo del lavabo y suspiro exhausta.

Alguien toca la puerta.

Seguro Tom olvidó las llaves.

Pongo los ojos en blanco.

¡Es la cuarta vez que se deja las llaves!

—Oye... una más y te dejo afuera —reniego mientras abro la puerta.

—Hola.

Tú en definitiva no eres Tom.

—¿Qué haces aquí? —pregunto sin poder disimular mi sorpresa.

Roy se remueve con incomodidad frente a mí.

—Mira, ya estuvo bueno ¿Sí? —digo— Venir a mi departamento es pasarte de la raya, así que te voy a pedir que te vayas.

Me encuentro a punto de cerrarle la puerta en la cara, pero antes de que pueda culminar mis planes pone su pie entre la puerta y el marco. Subo mi mirada hacia la suya, con la interrogante en los ojos de qué—demonios—quiere.

—¿Qué?

—Necesito hablar contigo de algo importante.

—Pues habla —le digo apurándole.

—Terminé con Annie.

Ay, por Dios... no puedo creer que esté aquí por eso.

—¿Y eso debería interesarme? —pregunto.

—No exactamente.

—¿Entonces qué?

—Quiero volver a tenerte conmigo —suplica.

Me quedo hecha piedra en mi sitio, mi suelo se hunde bajo mis pies.

No otra vez, no quiero esta mierda carcomiéndome el cerebro.

EL PLAN SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora