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Cierro la tapa del ordenador, cortando así la transmisión con la pantalla de la sala

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Cierro la tapa del ordenador, cortando así la transmisión con la pantalla de la sala. La mandíbula de Dakota está por los suelos, mientras que Kelsey se retuerce de risa en el suelo. Por otro lado estoy yo, sin saber cómo reaccionar al vídeo.

—Debo pedirle disculpas —dice Dakota levantando su teléfono y saliendo de la sala—. He sido muy injusta con él.

Dakota echó a Sam del departamento ayer por la tarde. Ella sigue con sus absurdas ideas de que su relación acabará como el matrimonio de sus padres. El pobre Sam tomó sus cosas y se fue. Él perdonará a Dakota, ni siquiera debo dudar de ello, en cambio yo ni siquiera sé si podré perdonarme a mí misma... Ya he llamado cientos de veces y he dejado mensajes, pero ninguno ha sido respondido.

Dejo el ordenador sobre el sofá y me voy a mi habitación.

Ver a Tom en ese estado no me ha hecho gracia en absoluto. Sé de antemano que él jamás bebe hasta el punto de estar borracho, detesta estar en ese estado, por lo que la borrachera de anoche ha sido totalmente por mi causa.

Me miro en el espejo esperando a que de alguna forma suceda el milagro de que mi aspecto mejore. Mi cabello sigue húmedo y enredado.

Tom no está interesado en oír mis disculpas, me ha quedado muy claro.

—¡Aria, acaba de llegar Chris!—exclama Kelsey.

¿Chris? Pensé que estaría descansando aún, no sé si decir que anoche estaba igual o peor que Tom.

—¡Espero no estés desnuda porque voy a pasar!—exclama Chris desde el pasillo.

No se oye feliz.

Dejo el cepillo en la cómoda y me giro apoyándome en esta.

—¡Adelante!

Chris entra mi habitación yendo directamente hacia mi cama, se deja caer sobre esta con cansancio.

—Oh, sigo muy mareado —lloriquea poniendo una almohada bajo su cuello.

—Hola, Chris, gracias por avisarme de tu visita —digo sarcástica sentándome a su lado.

—Asumo que ya viste el vídeo ¿no? —pregunta.

—Sí —digo— ¿Cómo está su espalda?

—¿A poco te importa, no? —dice acusador, cruzándose de brazos.

—¿Ya te dijo lo que pasó, no? —pregunto sintiéndome peor que antes.

—¡Es que no puedo creerlo, Aria! —me riñe— ¡Pensé que ya habías pasado la página!

—¡Y eso hice! —me defiendo— Roy ya no es importante, es por eso que quería llevar la fiesta en paz...

—No tienes nada que probarle a ese imbécil, no tienes porqué llevar la fiesta en paz con él... déjalo estar, no merece ni siquiera tu amistad —dice.

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