6. Nada se rompe como el corazón (nothing breaks like a heart)

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"Este mundo te puede herir"

Laura

Corrí directo al salón. El profesor de Historia entró un par de segundos después, así que no llegué tarde. Diego tenía permiso especial para entrenar y no ir a esa clase. Eso lo podían hacer muy pocas veces los jugadores de fútbol, especialmente cuando un gran partido se acercaba.

Me senté junto a Emma; con la cabeza perdida en el proyecto de Michelle. Abril se sentaba detrás de nosotras y me dio un golpecito en el hombro apenas me senté. De repente, recordé lo que me habían dicho antes, y disimuladamente alargué el cuello hacia mi amiga.

—¿Qué hicieron? —pregunté, con los ojos entrecerrados.

Emma me miró confundida y señaló al profesor, como si nunca hubiésemos hablado con él en el salón. Rodé los ojos.

—Nada —respondió, tratando de hacer una cara de inocente.

—Dime qué hicieron —insistí, frunciendo el ceño.

Justo en ese momento, una vibración general se produjo en el salón. El símbolo de mensaje apareció en la pantalla de mi celular. A todos nos llegó un mensaje.

Lo abrí nerviosa, no sé por qué pensé que podía ser la foto con Oliver. La existencia de esa foto me estaba volviendo loca.

Un murmullo general se produjo en el salón. El profesor escribía mientras tanto en la pizarra, repitiendo en voz alta. Así que se perdió los murmullos, las caras impresionadas, y las risas contenidas.

Me atreví a mirar.

El contenido del mensaje me dejó estupefacta. Era una caricatura de Justin —el innombrable—, en unos bóxers bastante infantiles. La imagen decía: "cinco centímetros" Reconocí que se trataba de él porque en la cara tenía dibujado un lunar muy característico, días antes me encantaba, pero ya me había convencido de que se veía como un chip de chocolate añejo.

Abrí los ojos, sin saber bien cómo reaccionar. Y en cámara lenta giré mi cabeza hacia Emma.

—¿Cinco centímetros qué? —pregunté, en voz bajita.

Me miró con una cara de satisfacción increíble. En ese instante supe que ella estaba detrás de todo esto, junto con Abril; quien se inclinó en su asiento y me susurró al oído:

—De pene.

En ese momento el profesor se giró, y no sé cuál fue mi expresión, pero de todos los presentes, se quedó observándome como si yo hubiese hecho algo malo.

—¿Sucede algo señorita Miranda? Parece que ha visto un fantasma.

Rayos.

¿Por qué yo?

Dime la verdad [+18] - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora