53. Veneno

19.8K 2K 1.1K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Pero dale, vamos
Paso a paso que me va elevando el calor
Tu pantalón va guayando
Y ya te tengo pensando"

Laura

Entré a mi habitación con los pies ardiendo de dolor por los tacones. Lo primero que hice fue sacarme uno y lanzarlo lejos de mí.

¡Adiós, asesino de pies! ¡Hasta nunca!

—¡Auch! ¿Así me recibes? —dijo una voz desde uno de los extremos de mi habitación. Me giré, con el corazón en una mano y un zapato en la otra. Y lo vi.

Lo vi.

Podría redactar cinco mil palabras describiendo lo que sentí en ese momento, escribir un poema con las sensaciones de ese instante; o incluso podría no decir nada si me hubieras visto los ojos con lágrimas amenazando por salir, mi respiración acelerada, mi sonrisa tonta, el color de mis mejillas, o la agitación de mi corazón.

Aunque creo que nada de eso es necesario, porque entenderás que todo lo que sucedió me llevó a ese momento, y que sabías —dentro de tu ser— que yo lo amaba a él.

¡No me mates! Pasé por todas las pruebas; y caí, fallé, y digamos...pagué todos mis pecados. Pero soy humana así como tú, y nosotros no controlamos lo que quiere nuestro corazón. Si fuese así...no existirían las penas de amor, y por lo mismo, no sería tan apasionante como es. Sería algo tan monótono como irse a dormir o ir por una ducha. Sin esa emoción, ni deseo.

Es un juego. El de lanzarte a la apuesta que tu corazón quiere, sin saber si él otro siente lo mismo por ti, sin saber si algún día te va a traicionar durmiendo con su amiga, si te va a terminar en un lugar público mientras están comiendo, o si tenía un secreto que te podría doler...sin saber.

Sin embargo, es un juego que nos lleva a intentarlo una y otra vez. Porque, ¿qué es la vida sin amar? Y aunque no quisiésemos, ¿quién somos nosotros para decirle a nuestro corazón que no sienta lo que siente?

Yo allí hubiese decidido no quererlo... sí, admito que habría apretado ese botoncito —si es que existiese— para olvidarlo. Porque yo me iba lejos, y no creía tener la valentía de lanzarme a sus brazos para después dejarlo. ¿Cómo me iba a separar de nuevo?

Respiré profundamente. De repente, el espacio que nos distanciaba en ese minuto se me hizo demasiado grande.

Ah, esto era a lo que no me quería enfrentar. Esto es lo que tanto evité tratando de protegerme... ay Laura, ¡Qué desastre!

Y tú te vas. Te vas lejos.

Carraspee, fue lo único que pude hacer ante su presencia. No lo veía desde hace más tiempo del soportable para mi corazón diminuto y maltratado. De repente, se encogió de hombros; con el hoyuelo de su mejilla apareciendo para torturarme como solía hacerlo; sus ojos achinándose con su sonrisa, y sus largas pestañas agitándose.

Dime la verdad [+18] - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora