Dime la verdad [+18] - Terminada

16. Se preparó

"Se preparó, se puso linda, a su amiga llamaba
Salió de rumba, nada le importó"

Laura

Me alejé un poco de mis amigas, tenía curiosidad de saber la respuesta de Diego sobre estar enamorado. Michelle no paraba de enviar sus correos.

"Soy de mensajes de amor, desayunos en la cama, salidas inesperadas, besos todo el día, de decir lo mucho que me gusta, de sentirme afortunado, de darlo todo".

Me dieron ganas de abrazarlo y felicitarlo.

Rayos, ¿se puede ser tan adorable?

¿Cómo consigo uno así?

—Creo que llegó —dijo Emma, abriendo un poco su puerta. Desde el piso de abajo escuché una voz desconocida. Alex. Guardé el celular, y noté que mis manos temblaban.

Llevaba no sé cuanto tiempo escondida en la habitación de Emma, no quería ver a Oliver de nuevo...hasta que tuviésemos que salir. Me había hecho la valiente hablándole en la cocina y después tuve que ir a encerrarme al baño hasta que mi pulso volviera a la normalidad.

¿Era mi idea o me miraba con cara de deseo?

No sé si eran mis hormonas o solo mi mente, pero su mirada era de puro fuego. Una mirada deseosa. Y como dije antes... mis muros que mantenían mis hormonas en control se habían derrumbado y no sabía cómo reaccionar ante todo esto nuevo para mí.

¿El hormigueo que sentía era normal?

¿La sensación eléctrica que cruzaba mi vientre era de este mundo?

Ufff sentía que cada día perdía un poco más el control. Y no estaba segura de si eso me gustaba.

—A ver. —Abril me tomó la mano y me giró—. ¿Dónde tenías escondido esta ropa, Emma? Laura hará que todas parezcamos niñas de once años.

—¿Creen que me veo bien? —Me miré nerviosa una última vez al espejo. Emma me había pasado un top dorado y una falda negra a la cintura.

—Quiero tus tetas —dijo Abril, parándose junto a mí, y cogiendo las de ellas en sus manos—. Las mías están muy grandes.

—Y yo quiero las tuyas —dijo Emma, imitando su gesto—. Las mías están muy pequeñas.

—Son perfectas las dos. —Hice señas para que hicieran silencio. Estaba tratando de escuchar a través de la puerta.

—¿Nerviosa? —me preguntó Emma. Giró el pomo y me miró con una sonrisa de oreja a oreja.

No, nada. Solo que tu hermano me tiene un poco revolucionada. Pero tranquila, que voy a salir con su amigo. Así que no hay ningún peligro.