12. Me gusta

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"Me gusta donde haya peligro, donde haya delirio"

Laura

Pasaron algunos días hasta el siguiente correo de Michelle. Lo esperaba con ansias, no porque estaba desesperada en responderle a Diego, sino porque lo único que deseaba era que todo terminara y que esa foto desapareciera del mundo. Lo envió justo antes de finalizar la última clase.

Pregunta número 3: ¿Qué haces cuando te sientes triste? ¿por qué?

Le lancé una mirada de consternación, ella sonrió y me cerró un ojo. Esta fue la primera pregunta que encontré muy personal, ¿por qué tenía que estar diciéndole a alguien que yo no conocía algo así? Le di vuelta muchas veces a la posible respuesta. Ni tomé atención al profesor.

Me costaba especialmente porque en ese momento me encontraba pasando por el periodo más triste de mi vida, y me sentía miserable, sin embargo, trataba de no expresarlo de ninguna forma. No lloraba, y cada vez que Justin aparecía en mi mente, reemplazaba su imagen por otra cosa. Me di cuenta que lo único que estaba haciendo era esperar a que el dolor desapareciera, dejándolo estar en mi corazón, guardado, esperando a que el tiempo pasara.

—¿Vas a necesitar el libro de historia? —preguntó Emma, justo antes de llegar a la intersección en la que nos separábamos para ir a nuestras casas.

—Sí, no encuentro el mío. Creo que se lo pasé a Justin. —Exhalé fuerte, y miré al cielo—. No se lo voy a pedir.

—No te preocupes —respondió, negando con la cabeza—. Ese libro está maldito ahora. Yo te presto el mío, ya lo leí. Alcanzaras a terminarlo para el examen.

—¿Me lo prestas ahora? —pregunté, con una sonrisa enorme en la cara.

Emma asintió con la cabeza.

—Vamos a buscarlo.

Al acercarnos a su casa, tuve un deja vu del momento exacto en el que íbamos en la misma dirección con la pizza en la mano. Me sonrojé, para variar. La imagen de Oliver seguía muy clara en mi mente, torturándome de vez en cuando.

Crucé la puerta con un pie, y me devolví. Como si cruzar el umbral provocara automáticamente que algo vergonzoso sucediera. Retrocedí lentamente hasta quedar fuera de la casa. Emma notó que no la seguía.

—¿Te vas a quedar en la puerta?

—Sí —susurré, y luego con la voz un poco más alta para que me entendiera, dije—: No quiero ver a tu hermano.

Emma rodó los ojos y subió las escaleras corriendo. Apenas desapareció de mi vista, alguien carraspeó desde algún lugar desde el que no tenía visión. Oliver salió de la cocina.

Dime la verdad [+18] - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora