35. Si supieras

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"Ya no puedo disimular
Yo sé que entre tú y yo
Puede pasar algo especial"

Diego

Fui a la cita con Nicol. Días atrás estaba ilusionado de que por fin lo de nosotros volviera a lo de antes, sin embargo, algo cambió.

O más bien, todo cambió.

Desde el momento en que se subió al coche, noté que nada era lo mismo. ¿La había idealizado a ella y a la relación? Me arrepentí de inmediato de todos los planes que pensé para recuperarla, más bien, me di cuenta de que hace algunos días, la idea de terminar todo definitivamente me había estado rondando. Y allí, luego de saludarla con un beso corto, acepté que no, no quería estar con Nicol.

Porque ese beso no me hizo sentir nada emocionado. Les sonará extraño, pero sentí alivio. Como si por fin la venda de mis ojos se hubiese caído.

De todas formas, fuimos al bar. Y parecía que Nicol se esforzaba en hablar de distintas banalidades que no quería escuchar. Tenía que terminar con ella. Me agarré el puente de la nariz, pensando por donde comenzar. Nicol no era de esas que aceptarían un rechazo así, y quería evitar el escándalo que sospeché que haría. Me refregué la cara con una de mis manos, a la vez que echaba un vistazo rápido alrededor.

Y de repente la vi.

¿Ya la estás viendo en todas partes?

No, Laura se encontraba en el mismo bar.

Me miraba fijamente, algo confundida, como si no supiese qué hacer. Esbozó una sonrisa que pronto se convirtió en risa. Se tapó la boca de las ganas de reír, contagiándomela a mí. No lo pude evitar.

Parecíamos dos niños tratando de reprimir las risas. Laura estaba haciendo todo lo posible para no explotar y una lagrima se le asomó.

Está loca.

Yo me encontraba en la misma posición, mientras Nicol miraba su celular. En el momento en que Oliver se giró para mirarme, oculté todo rastro de lo que estaba sucediendo e intenté ponerme serio, sin mucho éxito.

—Te ves algo distraído —dijo Nicol, acariciándome el brazo—. ¿De qué te ríes?

Giró la cabeza justo cuando la luz de la mesa de Laura se apagó por completo, y desapareció de mi vista. Se me revolvió el estómago. No podía ver absolutamente nada, y la risa se me esfumó.

¿Por qué apagan las luces?

¿Y si la voy a saludar?

Nicol esperaba mi respuesta mientras yo me abrumaba por las ganas de ir a saludar a Laura, y no me importaba que estuviese en la mitad de una cita. Y ese mismo pensamiento me confundió.

Dime la verdad [+18] - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora