Capítulo 7.- "Este no es mi mundo."

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Después de más de una hora recibiendo "halagos" que más bien son comentarios clasistas camuflajeados en su "admiración" en mi estilo de vida, de todas aquellas mujeres (y de alguno de sus maridos) y con la sombra de SeHun pisando mis talones, decido fingir que tengo una llamada. Me alejo unos pasos, y parada alado de un pilar llevo mi teléfono a la oreja. Cierro los ojos y suspiro. Soy tan patética. Quiero irme. Quiero simplemente dejarlo todo, pero... no puedo estar huyendo toda mi vida. Ya no. Prometí que jamás lo volvería a hacer.
Además, mi padre es la única familia que me queda. No puedo simplemente dejarlo tirado.

Solo pasan quince segundos cuando SeHun aparece.

-¿Quién te habla?
Guardo mi teléfono en el bolso.
-Era YoonGi.
SeHun hace una mueca.
-No me gusta que te juntes con esas personas.
-A mi no me gusta juntarme contigo.

SeHun sonríe amargo e ignorándome, toma mi mano arrastrándome a la pista de baile. Bailamos un vals demasiado pegados para lo que exige ese estilo. Aún no he visto a JungKook y tengo que confesar que me fastidia que así sea. No sé porqué, pero necesito verle. Echo de menos su mirada intimidatoria sobre mí; Estoy loca. Definitivamente. Comienzo a tener síntomas de masoquista.
La canción termina y todo el mundo comienza a aplaudir. Cuando quiero hacer lo mismo, SeHun me suelta un beso en los labios, arrastrándome contra su cuerpo y apretándome por la cintura. Me deshago de él de un empujón y lo miro furiosa.

-¿Cuál es tu problema? ¡No vuelvas a hacer eso!- la gente sigue mirándonos, así que trato de recomponerme y no armar un alboroto-. La próxima vez que lo hagas te arrancaré los huevos- mascullo entre dientes antes de desaparecer.
Necesito estar sola, y no se me ocurre un mejor lugar que el baño.

Casi me pierdo en el lustroso lugar. Los baños son enormes, y tienen amplios espejos con marcos dorados. Hay una pequeña sala y una gran diversidad de jabones en los lavabos de mármol. Yo no pertenezco aquí. Este no es mi mundo. Veo mi reflejo y me lamento. Tengo que ponerme esta ropa para que mis tatuajes no se vean, tengo que maquillarme como si fuera una quinceañera. Tomo el collar de perlas que pende en mi cuello, sobre la blusa y sonrío amarga. De no ser por Jennie no habría tenido nada qué usar. Esta no soy yo. ¿Cómo serlo? Nunca he tenido esta clase de lujos, jamás podría permitirme el comprar un vestido costoso por cada cena a la que me inviten. Yo pertenezco a la clase de persona que le sirve champaña a los millonarios, no a esto. Mis ojos se ponen vidriosos y en ese instante escucho que alguien se aproxima, apurada me meto a uno de los cubículos y me siento sobre el inodoro.

-¿Ya viste a la niña esa que ha traído Oh SeHun?
-Claro que la he visto. Con ese cabello pensé que era una idol o algo así, pero no es más que una muchacha cualquiera.
Aprieto los dientes y cierro los ojos con fuerza.
-SeHun debería estar con alguien mejor, como Jihyo tu hija.
-Déjalo- dice la otra mujer-. Solo está de novedoso. Deja que se aburra de su obra de caridad y vendrá corriendo a los pies de mi princesa.

La sangre me hierve y lágrimas me pican en los ojos con ira. No lo soporto más y salgo del cubículo. Ellas me miran sorprendidas por el espejo. Matengo la espalda erguida lo más que mi orgullo herido me permite y me voy.




JUNGKOOK

Veo a __________ salir del baño. La sigo sabiendo que ella no es consciente de mi presencia. Camina entre la gente intentando ocultar su rostro. ¿Acaso está llorando? El estómago se me aprieta. Sale del hotel hasta el jardín. Sube a un pequeño quiosco que hay al fondo, hecho de forja y tapizado en plantas trepadoras. Algunas gotas de agua se cuelan por el tejado de parras y madera, aumentando la belleza del rincón. El viento le revolotea la falda y el cabello, soltándole algunos mechones. Inclina la cabeza hacia atrás y suelta un suspiro ahogado. Algunas gotas caen sobre su rostro y se deslizan por su cuello. La imagen está tan cargada de poesía que deseo abrazarla y aliviar la sensación de angustia que expresa su bello rostro.
Las cejas se le contraen en pequeños espamos. Está tratando de no llorar. Humedezco mis labios para retener mis pensamientos delirantes y entro el quiosco. El viento también me envuelve.

Negativo más negativo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora