Capítulo 5.- "Al ritmo perfecto"

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Bajo del Beetle rosa de Jennie, o carro Barbie, como le llamo yo. El viernes, durante el receso habíamos quedado para ir a un club a pasar una noche divertida. Fue la mejor semana porque no había visto a JungKook desde ese encuentro en su casa, en el cual, ni siquiera se quedó a cenar con nosotros.
Nos encontramos con una nada discreta Irene que lleva unos cortos shorts dorados y un top negro que es prácticamente una banda de tela que le cubre los senos, de pie en la banqueta siendo iluminada por luces azules neón. Usualmente salía con los chicos, pero me han dejado tirada para ver un estúpido partido de básquetbol. Por fortuna, las chicas siempre estaban ahí para salir. Ellas eran mis únicas amigas, y destaco >>amigas<<. No van a la Universidad de Seúl. A Jennie la conocí en un encuentro en el Speed gracias a una escena de celos que tuvo con Kai. Casi se me viene encima por pensar que estaba coqueteando con él. Por el bien de los dos, y de todos los que frecuentamos las carreras, terminaron hace unos meses. Y a Irene bueno, ella llegó a mi taller pidiendo trabajo. Mi afán fue ofenderla por la reverenda estupidez diciéndole que solo me serviría si lavara autos usando bikini. Pero vaya que no lo hizo. En realidad, ha sido de las mejores ideas que he tenido en mucho tiempo. Me llegan muchos clientes por ella.Y aquí estamos, en el Nigthlife. 

El Nightlife es de los mejores lugares de Corea, y como es de esperarse se encuentra en la mejor zona de Gangnam. Es un amplio lugar de dos pisos y amplio letrero neón como corona. La ambientación controlada por colores azules y su excelente DJ lo lleva a ser la envidia de todos los lugares de la redonda. Siempre hay largas filas en la entrada, la gente puede durar ahí toda la noche, si es que consiguen pasar. Hoy no es la excepción. La fila es larga y abarca casi toda la calle. Pero nosotras entramos directamente. Después de la sonrisa amistosa del portero y un "Pasen chicas", ya estamos dentro. Irene y Jennie suelen venir aquí todo el tiempo y las veces que mis amigos y yo nos les unimos hacemos cualquiera noche, La noche. 

Al entrar al local sonrío, hay una buena atmósfera con Jay Park y su canción Mommae resuena alta por los altavoces, la gente está bailando y un guapo bartender me guiña un ojo.

Esta noche promete.




JUNGKOOK

Bufo al ver a JiMin bajar de de su Jeep color verde militar. Detiene la puerta con la mano y me mira con una ceja enarcada.

-Te dije que no quería venir- resoplo.
-Regrésate caminando entonces- contesta burlón. Cierra la puerta. Suspiro y me quedo en el asiento un par de segundos más. Luego bajo. Maldito cabrón. Cuando bajo, veo a JiMin acomodarse el cabello, viéndose en el reflejo del parabrisas. Me rio con sorna. Siempre ha sido así-. Kook me lo vas a agradecer. Te hace falta esto, salir. Desde que entramos a la universidad, la Bulldog se te tatuó en la frente.
Pongo los ojos en blanco irritado y camino, dejándolo solo. En cierta forma tiene razón, entré a ese aburrido lugar hace menos de tres meses, tres meses en los cuales no he estado con nadie por la estúpida de _________.

El cadenero apenas me ve, me deja pasar. Ni siquiera tengo que aguardar a que quite la cadena. Lo hace tan deprisa que no interfiere con mis pasos. Observo el sitio casi como un extranjero. Hacía mucho tiempo que no pisaba la alfombra morada del recibidor. Camino directo a la barra. No me encuentro de humor. Beberé algo y me iré.

Cinco canciones después y tres vasos de whisky, me siento más relajado. Sonrío al ver como una rubia se sienta a mi lado. Ella baja la mirada y se acomoda el cabello detrás de su cabello. No sé cuanto tiempo pasa, pero me está acariciando el mentón. Tomo su mano y la acerco a mi boca, besando lentamente sus dedos, sin quiera mirarla. Tiene una corta falda amarilla que deja ver sus piernas largas, delgadas y blancas.

Negativo más negativo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora