Capítulo 2.- "Tu eres él, pero en versión femenina y sin dinero."

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Con pasos molestos bajo del viejo camaro azul de Suga. En otras circunstancias se habría molestado por el portazo que he dado, pero ahora me lo ha dejado pasar. Piso con tanta fuerza que punzadas calientes me golpean la planta de los pies. Todo el camino del estacionamiento, a mi departamento siento el estómago revuelto y puedo jurar que siento la bilis en mi lengua. ¡Dios, pero que pendejo!.
Suga me sigue hasta mi habitación.


-Oye, te va a dar un calambre si sigues caminando así- bromea mi amigo, tratando de aligerar el ambiente. Mi mirada es suficiente para mandarlo a callar y alzar las manos en señal de paz. No está intimidado, me sigue observando con los ojos divertidos.
-No, no. Ese hijo de puta de las va a pagar- advierto al inclinarme en mi tocador, abro la puertecilla del centro de dos puertas y saco la ropa roblada que hay ahí. Atrás está lo que estoy buscando: una pequeña caja fuerte color gris que había encontrado algo maltratada en una casa de empeño-. Mira tú, que llevarme a mi ¡A mí! A prisión, no es algo que se tome a la ligera.
-Te habrían dejado ir si no te hubieras puesto impertinente con los oficiales- vuelvo a mirarlo y él vuelve a cerrar la boca.
Meto la combinación girando la pequeña rosca.
-¡Es un idiota, estúpido, pendejo y consentido de mierda!- rujo-. Vi que llegó por él un tipo de pantalones caros y una camioneta del año. ¡Claro que le vale mierda todo! ¡Se lo paga papá!
-No sé porqué tanto escándalo, morena. Además, aquí de que lo encuentres...- hurga en su chaqueta para poder sacar una cajetilla de cigarros.
-¡Si serás idiota tu también!- frunce el ceño y yo hago un además de golpearlo-. ¡Tuve que pagar una fianza por haber sido cómplice! ¿Puedes creerlo? ¡Pinche sistema judicial racista! ¡Cómplice!- grito abriéndome la garganta. Hago una rabieta y me alboroto el cabello con ambas manos-. Estaba tan cerca de pagarle a los Oh.
-No necesitas darme el dinero- me dice Yoongi, pero cuando me ve al rostro, suspira-. O bien, primero págale a los Oh y luego a mí.
Termino de contar y tomo los billetes en un grueso fajo. Los dejo caer en su mano.
-No.
YoonGi exhala el humo y me acaricia la espalda.
-¿Y cuál es tu plan?
-Hasta ahora, encontrarlo. Y cuando lo haga...- regreso las cosas a su sitio, y me quedo ahí hincada frente al tocador-. No sé- admito poniéndome de pie-. Pero espero y se haya confesado- termino furiosa poniéndome de pie.
Escucho la carcajada profunda de YoonGi. Me siento en mi cama y él alado mío. Reboto ligeramente por su peso en mi colchón. Dejo caer la cabeza al pecho y cierro los ojos reprimiendo mis ganas de llorar.

Toda mi vida me la he pasado trabajando para poder obtener lo que deseo, y el dinero es un tema recurrente todo el tiempo. Tengo una enorme deuda que necesito liquidar y esto solo me ha atrasado el pago. Suelto un suspiro ahogado. Siento la mano pesada de YoonGi en mi cabello.

-Oye- carraspea-. Necesito algo- sorbo la nariz y me mantengo en silencio-, te has subido a mi vejestorio y creo que he escuchado unos ruidos en el motor. Me ha caído un dinero extra. Repáralo.
-¿Qué?- alzo el mentón y lo volteo a ver.
-Repáralo- repite sin importancia. Toma mi mano y deposita ahí el dinero que acabo de entregarle.
-Suga...
-Es trabajo y te lo estoy pagando- me da un ligero empujón.
Me rio ligeramente negando con la cabeza. Me ha regresado el dinero y mantenido mi orgullo intacto.
-Claro, ve a dejarlo a mi taller cuando quieras.


(...)


El lunes a primera hora me reúno con mis amigos en el estacionamiento principal de la Universidad de Seúl. Voy a la facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, curso la entretenida carrera de Ingeniería Automotriz. (y no, no hay sarcasmo en mis palabras). Desde niña siempre he tenido un gusto cautivante por los vehículos, así que no hay mejor lugar para mí que ese.

Bajo del camaro de Suga y cuelgo mi mochila sobre mi hombro. Frente a nosotros, sentados en una pequeña jardinera se encuentran HoSeok y NamJoon charlando desinteresadamente entre ellos, con cigarrilos entre los dedos. Al verme se sonríen burlones.

Negativo más negativo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora