Negativo más negativo.

Capítulo 10.- "No esperaba sentir tanto con tan poco."

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-¿Me gustaría saber qué piensa una mujer cuando se queda mirando a la nada de la misma forma que tú?
NamJoon se sienta a mi lado, en el bordillo de la acera.

Habíamos ido a comprar algunas herramientas en una refaccionaria mecánica del centro, pero no soy capaz de concentrarme en nada que no fuera JungKook y mi vida de mierda. Así que salí del local y me senté en la banqueta. Me dejé llevar por mis pensamientos, a pesar de que una brisa fría me enfrió la nariz. Me molesta admitirlo, pero lo necesito cerca. Cuando JungKook está todo parece más sencillo. Deseo verle y no puedo evitar esperar a que aparezca en este instante por la calle y venga hacia mí, tragándose su orgullo de niñato engreído.
Mierda, como lo... detesto.

Giro el rostro encontrándome a NamJoon fumando un cigarro, sonreí; me siento estúpidamente cálida por tenerle cerca. Adoro a mis amigos, leales, fuertes, confiados y dispuestos a darme una mano o un hombro donde llorar. Tres hombres que me hacen sentir tan segura y cuidada como...
Miro el humo que sale de los labios de NamJoon y me hace un gesto para que tome el cigarrillo. Asiento y cierro los ojos dando una profunda calada. Hace tanto que no fumo, empecé a hacerlo cuando tenía quince años porque en mi absurdo interior me había convencido que era bueno para controlarme la ansiedad y el estrés. Luego crecí un poco y me di cuenta que era una idiota por pensar así. Aunque en estos instantes, quiero volverme a aferrar a esa idea.

-¿Qué ocurre, morena?- me vuelve a preguntar; esta vez con más dulzura que la vez anterior.
Sacudo la cabeza y suspiro sacando el humo de mis pulmones.
-A mi también me gustaría saberlo-. Nos miramos a los ojos, NamJoon es demasiado inteligente para que se le escape algo, sé que él puede descubrir, incluso antes que yo, lo que realmente me ocurre. Quizá y por eso me encanta con estar con ellos. Todo es más sencillo, y así, sin hablar, nos leemos como un libro abierto-. Es todo tan confuso.
-Mira morena, no siempre podemos dominar lo que realmente sentimos- dice cariñoso, retirando mi cabello del rostro, colocándolo detrás de mi oreja-. Por mucho que te empeñes a negarlo, ya has caído- recupera el cigarro de mis dedos-. Ahora solo falta que lo aceptes.
Frunzo el ceño al oírle. En cierta forma tiene razón, pero odio que la tenga.
Suspiro y vuelvo la mirada a la calle. Me pregunto si aquellas personas que pasean por los alrededores están viviendo una situación como la mía. Necesito lo que sea que no me haga sentir como una idiota.
-Hablas como si supieras qué me ronda por la cabeza- me burlo.
-Sé lo que te ronda por la cabeza- responde con chulería-. Tiene nombre propio.
-Claro- digo irónica.
NamJoon me pasa su brazo por los hombros.
-No conozco mucho a Jeon JungKook, pero sé como luce un hombre cuando está completamente perdido por una mujer. Lo idiota que se vuelve- sigue fumando-. JungKook tiene fama, así que no me sorprenda que es eso mismo lo que le hace resistirse, pero ¿por qué te resistes tú, morena?
Me encojo en mis hombros. No sé que hacer. Incluso tiemblo.
-No sé qué siento por él. Es que simplemente, no creo que sea posible. Jeon JungKook no me conviene.
-Pero es del primer hombre del que te enamoras-. Un escalofrío me recorre el cuerpo en el momento que dice esas palabras. Vuelvo el rostro hacia a NamJoon. Estamos solo a unos centímetros. Tiene una débil sonrisa en los labios y sus ojos expresan interés-. El problema es que ninguno de los dos está por labor de hablar abiertamente. Les asusta tanto lo que pueda pasar que se resisten con uñas y dientes. Sé a ciencia cierta que, si miraras a JungKook a los ojos y le dijeras que lo quieres, no volvería a mirar a otra mujer.
-¿Ciencia cierta?
-Soy hombre y uno muy listo- se ríe-. No puedes huir de tu pasado toda la vida, morena.
Mi teléfono suena en el bolsillo de mi pantalón. Es Irene.

Le agradezco mentalmente, de no ser por ella me habría atorado en una conversación que no quiero tener.