Negativo más negativo.

Capítulo 19.- "No había nada que yo no hiciera por ella"

>>___________.

El corazón me late desembocado, miro por la ventana y veo la ciudad brillar con sus luces nocturnas, luces que conozco demasiado bien.
Jin está al volante, tenso. Jamás lo había visto así. Ha cambiado la ruta de mi edificio hacia el apartamento de JungKook, pero no se le ve conforme con esa decisión. Luego de unos minutos de eterno silencio decide hablar.

-___________- su voz es como siempre; suave y reconfortante-. ¿Estás segura de esto?
Me vuelvo a él y asimilo lo que me acaba de decir.
-¿Qué?
Quita la vista del camino y busca mi mano, tomándola con la suya.
-¿Estás segura de esto?- vuelve a preguntar. Su mano es tan reconfortante como su hermoso rostro-. ¿Quieres estar con JungKook?
-Claro que quiero.
Jin suspira y se detiene en el semáforo en rojo.
-Puedo mandarte lejos, ___________. Llevarte en este instante al aeropuerto y darte el dinero suficiente para que te alejes de esta situación. Podrías empezar de nuevo en otro lugar, te irá bien.
Se me hace un nudo en el estómago. Está hablando de una manera que no me gusta, me está advirtiendo de algo que suena mucho más turbio de lo que pensé que era. La familia Oh son unos matones, eso está claro y es obvio que una familia tan respetuosa y responsable como los Jeon no quieran meterse con ellos. Y lo están haciendo, por mí.
-No te preocupes, Jin- acaricio sus nudillos, pasando por su anillo de casado-. Juntaré el dinero y saldré de esto por mi cuenta.
Me muestra una sonrisa sutil y asiente despacio dándome pequeños golpecitos en los dedos.
-Puedo ayudarte. Te lo voy a repetir una última vez- insiste, pero sigue manteniendo su tono amable-. ¿Estás segura de que quieres esto? ¿Estás segura de que quieres estar con JungKook?
-Claro que estoy segura Jin.
Murmura algo que no logro entender y arranca el coche. Detiene su Lexus negro frente al edificio de JungKook. Se baja y me abre la puerta para ayudarme a salir.
-Piénsalo. Mi oferta se acaba en el momento que cruces esa puerta.
Conozco a Jin desde hace poco, algunos meses quizá. Llegó al Speed con traje y corbata diciendo que quería apostar. Kai de inmediato lo mandó a freír espárragos, pero Jin insistió. No demoró en verse uno de los principales contribuidores del Speed y casi de inmediato me di cuenta de lo compasivo que es. Le tomé cariño enseguida, y sé que yo le importo.
-Me estás asustando- me rio tratando de aligerar el ambiente, pero él no lo hace-. Jin- digo con la voz firme-. Ya no puedo huir. Huí antes y escapé aquí. No puedo huir para siempre.
Lo miro y él toma mi mano.
-Tan obstinada. Definitivamente son el uno para el otro-. Acaricia mi mandíbula-. Entra, me quedaré aquí hasta que lo hagas. 

Entro al edificio haciendo sonar mis tacones y mantengo el paso hasta el ascensor, entro y presiono el botón del piso doce. Cuando las puertas metálicas se abren, me encuentro con la reja que da a la entrada del apartamento.

JUNGKOOK

Termino mi llamada con JiMin, reviso mi correo y me encuentro con la información que necesito. El registro familiar Quintero Bang.
Tengo en la pantalla de mi computador actas de nacimiento, actas de matrimonio y de eventos religiosos. Así como fotografías de la familia. Veo a la madre de ___________, una bella mujer asiática. Tiene los ojos rasgados y una nariz respingona como la de ella. Cabello lacio y oscuro, y de una piel blanca lechosa. Bang SooYoung era su nombre. También leo su acta de defunsión y su registro médico. Murió por complicaciones de anemia y desnutrición.
El estómago se me agita. ¿De hambre? Miguel mantenía a su familia muriendo de hambre.

La siguiente fotografía es de un montón de niños. Cinco. Veo a los varones que quizá y tienen entre siete y trece años. Están en el jardín un tanto descuidado de una vieja casa que está hecha una pena. Las cortinas parecen trapos agujerados. Pero los niños se ven felices, se ríen y uno de ellos carga una pelota de fútbol. Sonrío con ternura mientras mis ojos recorren la fotografía. Puedo oírlos gritar y reír mientras juegan a ser campeones mundiales de fútbol. Pero la sonrisa me dura poco, se desvanece en cuanto veo a una niña solitaria que está de pie al margen, observándolos.