Capítulo 23.- "Mi vida había cambiado en cuestión de minutos"

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Llegamos a Seúl cerca de las diez de la mañana. Jungkook ha estado todo el día pegado al teléfono, pero una sonrisa tenue su asoma de sus labios, y esa sonrisa es todo lo que necesito para sentirme segura. Apenas bajamos del avión una Ranger gris no está esperando al pie de la escalera. JungKook aprieta su mano contra la mía y le da un suave beso.

-Iré con mis padres, mi niña. Pero a ti te llevarán con mi abuelo. Solo es cuestión de horas para que todo esto se solucione, ¿sí?
Asiento sin estar muy convencida. Quiero que me diga exactamente qué está sucediendo, pero supongo que todo eso sucederá hoy en la noche.

Subimos a la camioneta y demoramos unos treinta minutos en llegar al edificio de JeonFarma. Una gran torre de cristal con una apariencia imponente. Tengo que alzar la vista para poder ver los siete pisos que se levantan cercanos al centro de la ciudad.
La camioneta se estaciona en el bordillo de la acerca.

-Cuando termines de hablar con mi abuelo, márcame. Vendré por ti.

El chófer me ayuda a bajar del auto y después de despedirme entro al gran vestíbulo, dejando atrás de mí el ligero sonido del auto al irse. El lugar parece la recepción de un hotel, de pisos blancos y lustrosos, decoraciones doradas y un enorme y lujoso cuadro con grueso marco a juego. Había leído de él: La belle ferroniere. Es mucho más bello de lo que se veía en las fotografías. ¿Será una copia o en verdad los Jeon tienen tanto dinero como para ponerla de objeto de recibidor?
La recepcionista me mira por encima de sus gafas y frunce el entrecejo. Al parecer mi conjunto de jeans holgados y la sudadera de JungKook no son mucho de su agrado.

-¿Se le ofrece algo?- me pregunta con un tono ligeramente hostil.
-Vengo a ver al señor Jeon- respondo.
-¿Tienes cita?- voltea a ver a un cuaderno a su costado
-No lo creo- regresa la vista a mí y acomoda sus gafas-. Pero me dijeron que él solicitó verme. Soy Bang __________.

Mi nombre pareció haber sido un conjunto de palabras mágicas. De pronto la chica se levanta de su silla con un salto, rodea la mesa de cristal y camina hasta mí con pasos apresurados.

-Sí, sí. Claro, claro- me sonríe cambiando por completo su actitud de antes-. Solamente le tengo que pedir que deje aquí su teléfono celular. Está prohibido entrar con él-. La miro confundida, pero accedo. Dejo mi teléfono en la pequeña charolita de la entrada y ella da pequeñas reverencias mientras me encamina al elevador-. Es el último piso. Ahí está su oficina. Espérelo un poco afuera, está en una reunión importante, pero le atenderá apenas se desocupe.

Asiento y dejo que ella presione el botón por mi. Las puertas se cierran, y me quedo sola en la caja de metal cromado con música de fondo. Comienzo a sentir que el ambiente se pone extraño y comienzo a tener un mal sabor de boca. Una vocecita en mi interior me dice que algo malo sucede. El ascensor se detiene con un movimiento brusco, me tengo que sujetar de la pared para no perder el equilibrio. La puerta se abre y yo salgo en el mismo momento en el que suena un disparo.

Me quedo inmóvil, el corazón se me acelera y las manos y el labio inferior comienzan a temblarme. No puedo creer lo que estoy viendo, las lágrimas empañan mis ojos. Los cierro apretando con fuerza. Quiero desaparecer.
Veo al señor Jeon caer al suelo con el pecho ensangrentado. Mis piernas flaquean y estoy a punto de caer cuando veo a un hombre sonriente...

El señor Oh Seunghyun.
El hombre que tiene a su lado ha matado a Jeon Yongguk a sangre fría y él ríe orgulloso. No puedo creerlo.

Retrocedo unos pasos hasta que topo con la puerta del ascensor. El sonido de mi cuerpo al chocar ha sido suave, pero el hombre que mantiene la pistola en la mano mira hacia allí entrecerrando los ojos. Aquel negro pardo es lo último que veo antes de agacharme. Es SeHun, él ha disparado. Él ha matado al señor Jeon delante de todos.

Negativo más negativo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora