JUNGKOOK
Estoy mucho más nervioso de lo que pensé que estaría jamás. Mi apartamento es un lugar sencillo y sin nada relevante. Pero para mí es importante. Esas paredes me han ocultado de todo. De mis frustraciones, mi rabia, mi felicidad, mi tristeza. También han sido mis consejeras. Mis guardianas. Es un lugar sumante íntimo, en el que jamás he traído a nadie que no sea JiMin y Taehyung.
La garganta se me seca. Me siento como un idiota.
Salgo del vehículo y lo rodeo hasta llegar a su puerta. La ayudo a salir del coche. Toma mi mano y sale del Mercedes. Entrelazo mis dedos con los suyos. _______ se sorprende al verme hacer ese gesto sin saber que yo también estoy asombrado. Es la primera vez que tomo la mano de una chica de esta forma. Caminamos por el estacionamiento hasta el elevador, el cual se abre en mi piso dando un acceso directo a la sala de mi penthouse. Las luces se encienden apenas advierten nuestra presencia.__________ escudriña el entrono. No dice nada. Solo mira abstraída la decoración del lugar. Carraspeo y salgo del elevador, haciendo que ella haga lo mismo. Me siento nervioso. De inmediato pienso que quizá y no ha sido mi mejor idea.
>>____________.
Los techos son altos y la arquitectura de antes de guerra son completamente nuevos para mí, aunque creo que es de esperar, Jeon JungKook es un hombre que parece tenerlo casi todo. Y las codiciadas vistas del centro de Seúl, por supuesto que también las tiene. Pero la tensión de JungKook es palpable, y eso me hace dar cuenta de que para él esto es algo importante. JungKook me da un apretón en la mano antes de soltarme, abre la doble puerta de entrada para hacerme pasar y puedo notar su nerviosismo mientras observa mi reacción.
El departamento de JungKook es tan hermoso como el hombre que lo habita. Y muy diferente a todo lo que pensé que sería. No hay ropa sucia ni pósters de mujeres desnudas pegados en la pared. Su espacio es privado, cálido y suntuoso, realzado por preciosas alfombras sobre relucientes suelos de madera. Cruzo lentamente la entrada y rodeo una enorme mesa redonda. El recibidor da un espacio amplio y repleto de mármol con gigantescas obras de arte por todas partes. Pero no es la grandiosidad del apartamento, ni el óceano de mármol color crema lo que me deja sin habla. Son esas pinturas; seis, para ser exactos, todas perfectamente colgadas en sitios estratégicos donde más destacan. No son típicas ni tradicionales, sino abstractas, y te obligan a entornar los ojos para ver que representan exactamente. JungKook me guía cortésmente hacia un sofá de cuero negro, el más grande que he visto en mi vida.
-Es... impresionante- digo en voz baja, sintiéndome privilegiada de poder verlo. Es como un atisbo del JungKook privado que yo me muero por conocer, y resultaba maravilloso.
JungKook sonríe.
-Gracias- suspira y lo veo sentirse más cómodo-. ¿Quieres que te traiga algo? ¿Agua?
-Agua está bien. Gracias.
De repente, un ramalazo de celos me golpea el vientre.
-¿Estas son tus citas habituales?- pregunto cuando JungKook camina hacia su amplia cocina. Puedo verlo perfectamente, ya no que hay ningún muro que se interponga.
-¿Perdona?- me mira por encima del hombro.
-Quiero saber en qué posición estoy.
Él sonríe.
-No- dice rotundo y tan sincero que me cuesta mantenerle la mirada-. La única mujer que ha entrado en este lugar es mi madre- reitera.
Siento mi rostro calentarse, evado su cara y me concentro en los cuadros para poder recomponerme.
-Qué honor- digo escudándome en la ironía.
-Lo es, creéme- regresa con dos vasos con agua que coloca en la mesa de cristal que hay enfrente del sofá y se sienta a mi lado.
-Estoy algo sorprendida.
-¿Ah sí?
-Por como eres, pensé que tu apartamento sería algo más parecido a un club de strippers.
-Que mala imagen tienes de mí- se queja burlón.
-Acepto que me he equivocado. Pero- alzo una ceja mientras me acomodo para poder verlo mejor-. ¿Qué imagen tienes tú de mí?
Suelta una risotada e imita mi postura. Acomoda un brazo sobre el respaldo, y de inmediato me siento mejor al verlo completamente cómodo en su casa.
-Que eres una revoltosa muy guapa.
-¿Revoltosa?- finjo indignación.
-Una muy guapa- reafirma haciéndome reír. Giro mi vista a la mesa del centro y me encuentro con algunos libros de inglés-. ¿Ya terminaste el ensayo?
-No hay que entregarlo hasta la próxima semana.
-El profesor Lee es un pesado- suspiro recordando su materia. Hojeo por encima los libros-. Si necesitas ayuda, puedes pedírmela.
Me observa durante unos segundos y luego levanta una ceja.
-¿Tu vas a ayudarme?
-Tuve un sobresaliente en inglés- digo un poco ofendida por su notoria incredulidad-. En realidad, tengo un sobresaliente en todas las asignaturas-. La expresión de duda no abandona su rostro, logrando fastidiarme. Me pongo de pie del sillón con un salto-. ¿Acaso no crees que puedo sacar buenas notas? No estoy en la universidad porque no tengo nada mejor que hacer- bufo cruzándome de brazos.
JungKook me mira y alza las manos en señal de paz.
-Tranquila, no te enojes- dice con paciencia-. Los chicos dijeron que no sueles estudiar, así que solo me ha sorprendido un poco- me toma del brazo y tira de mi ligeramente hacia abajo-. Anda, no te enojes-. Suspiro y regreso a mi posición. Quizá y sí he exagerado un poco-. No puedes culparme, no tienes la imagen de alguien que esté comprometida con sacar el mejor promedio.
Acaricia mi brazo en un intento de hacer las pases.
-¿Lo dices por los tatuajes?- me burlo-. No suelo estudiar, eso es cierto. No tengo tiempo para hacerlo.
-Si eres tan buena, ¿entonces por qué tienes que estar en carreras? ¿por qué no pedir una beca?- pregunta.
-Lo hice, y solo me concedieron la mitad. Pero tenía libros y más gastos que pagar. Además de las deudas de...- suspiro y cierro los ojos. No quiero pensar en eso-. Lo digo en serio- retomo la conversación-. Si necesitas ayuda con algo, no tienes más que pedírmelo.
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Negativo más negativo.
FanfictionEl chico. Jeon JungKook, bebe, fuma y suele meterse en líos, pero eso no quita el hecho que no se parta el lomo para conseguir lo que desea. Cree que, al tener unos fieles amigos, no tendrá ningún problema. Pero, el desastre controlado que llama vid...