Negativo más negativo.

Capítulo 20.- "Me supongo que una es una chica especial."

JUNGKOOK

Abro los ojos al escuchar una vibración. Es mi teléfono. Me levanto de la cama apresurado. De inmediato volteo a ver si he despertado a _________. Por suerte, no es así. Tan solo se remueve entre las sábanas.
Salgo de mi habitación y me encuentro con mi celular sobre la mesa de centro de la sala. En realidad, mi sueño no es tan ligero, pero he desarrollado una especie de sensor que detecta el sonido de mi teléfono. Lo tomo y me encuentro un SMS en la bandeja de entrada. Es mi padre.

«Aquí. Ahora.»

Vuelvo a la cama después de borrar el SMS. Observo a _________ deteniéndome en el marco de la puerta. Me siento extraño. Ella me había dicho que estaría conmigo, que era mía, pero no estoy seguro de si seguirá opinando lo mismo después de descubrir la clase de hombre que soy. Tengo veintitrés años sí, pero soy el mejor en mi trabajo. Uno que no pienso ni puedo dejar, pase lo que pase.
Con desgano comienzo a tomar la ropa que está en el piso. Le dejo en el cesto antes de pasar a mi armario y tomar unos pantalones y camiseta. Me acerco a ella cuando ya me he vestido e inhalo el aroma de su cabello. Pese a estar rodeada de mis cosas, siento su aroma propio inundar mis fosas nasales. Cierro los ojos antes de darle un beso en la frente. Se remueve soltando un suave gemido. Inclino mi cabeza hacia adelante y contemplo sus labios entreabiertos. La beso. Fue un beso cálido, sereno, pero cargado de deseo. Ella me contesta acariciando mis mejillas.

-Despierta, mi niña- susurro en sus labios. Abre los ojos y mira de reojo la ventana.
-Aún no ha amanecido- se queja con la voz ligeramente ronca-. Todavía es de noche- murmura aferrándose a mi cuello. Lleva razón. Aún no amanece, pero no me iré sin despedirme.
-Tengo que irme.
-¿Qué? No- reniega aún somnolienta
-Terminarás por cansarte de mí.
Le sonrío.
-Dudo que eso ocurra-. Por fin me muestra aquellos ojos esmeralda. La beso-. ¿Volverás?- me pregunta acariciando mi cabello.
-Sabes que sí.

Se incorpora queriendo abrazarme. La tomo entre mis brazos y la coloco sobre mi regazo. Es tan frágil, tan menuda y su escultural cuerpo desnudo está frente a mí siendo cubierto solamente por una fina sábana blanca. Me da tanto placer abrazarla, que no me creo capaz de parar.
Volvemos a besarnos como lo habíamos hecho antes de acostarnos. Solo que esta vez sé detenerme. Me coloca la mano en el pecho y lo acaricia mientras apoya su frente en la mía.

-Tengo que irme- repetí.
-¿Por qué?- pregunta dibujando mi nariz.
-Tengo algo importante que hacer.
Acaricio sus piernas desnudas.
-¿Más importante que yo?- arquea las cejas, provocativa. Si espera que esquive la pregunta, está equivocada.
-No hay nada más importante que tú- respondo con completa honestidad.
Me observa sorprendida. Parpadea algunas veces antes de rodearme con más fuerza.
-Entonces no te vayas-. Me abraza obligándome a tumbarme sobre ella-. Quédate aquí conmigo-. Termina sonriendo entre mi hombro y mandíbula-. Pasemos el día entero en la cama.
Aquel es el mejor plan que he podido escuchar y daría cualquier cosa por complacerla, pero no puede ser.
-Regresaré muy pronto. Me tendrás toda la tarde para ti sola. Te lo prometo, amor- termino susurrando. Aun me cuesta creer que yo pueda expresarme de aquella forma. Aún me cuesta creer que ame a alguien de esta manera.
-No me convence.
-¿No te convence?
Sonrío buscando su mirada.
-Tendrás que mejorar tu oferta- finge estar enfadada. Hace un pequeño puchero con los labios.
-¿Qué te parece tenerme el lunes, el marte, el miércoles...?
-Tampoco.
-¿Y todos los días de mi vida?
Ella se queda boquiabierta. Totalmente sorprendida. Mi pecho percibe como su corazón se desboca. Ni siquiera yo mismo soy consciente de lo que acabo de decir, pero aquellas palabras salieron sin más de mi boca. No me arrepiento.
-Eso está mejor- se obliga a decir con un ligero rubor. Jamás la había sonrojado y me siento tan bien al hacerlo.
-Hecho.
Rozo sus labios con los míos.