Capítulo 22.- "Solo querían matenerla a salvo."

109 5 0
                                    



>>___________.

Los oídos me zumban y la garganta se me seca, pero de igual modo no apartamos nuestras miradas. Esmeralda a esmeralda. Aflicción frente a desconcierto. Son mis hermanos.
Retrocedo con las piernas temblorosas. Me vuelvo para escapar, mareada, temblando y sin poder respirar, pero se apresura a sujetarme
Sus fuertes manos me rodean la muñeca, al alzar la vista veo a David evaluando mi expresión de angustia con ojos cargados de preocupación. Es real. Están aquí.
Siento mis ojos volverse vidriosos. Su enorme cuerpo emana vibraciones de ansiedad que se me contagian, lleva el cabello más largo que la última vez que lo vi, y con los costados rapados.

-Maldita sea, __________- ruge cuando le clavo las uñas para que me suelte.
La mención de mi nombre inyecta vida a mi cuerpo.
-¡Deja que me vaya!- grito y empiezo a removerme, llena de ansiedad y pánico-. ¡Por favor, déjame!
-Tranquila, ________- la voz amable de César penetra hasta los rincones más profundos de mi mente y provoca el ataque de un aluvión de recuerdos perdidos.
-_________, por favor.
Oigo la voz de Eduardo y me remota a cuando era niña pequeña. Oigo cómo me tarareaban nanas y sus risas cuando me hacían perseguirlos tras el balón. Siento como sus dedos callosos me acarician la mejilla. Lo veo de nuevo, con los ojos cerrados, gritando como un animal en pena, rodeando el cuerpo de Guillermo tirado en la carretera. Todo me está confundiendo.
-Por favor- ruego sin el valor de mirarlo a los ojos, con la voz temblorosa. El corazón se me está asfixiando-. Por favor.
Aprieto los labios con fuerza y todas las emociones posibles se reproducen como fotogramas: compasión, tristeza, ira, culpabilidad.
-__________, pequeña.
Siento una descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo cuando me toca el brazo con delicadeza. Hace que empiece a forcejar de nuevo con David, solo que esta vez consigo liberarme.

Salgo corriendo a tal velocidad que al instante dejo de sentir las piernas. No puedo pensar en nada más que en escapar. En salir de aquí y huir, huir muy lejos. Consigo llegar a la puerta del aeropuerto y giro a la esquina rápidamente. Entonces veo que ellos vienen detrás de mí, pero un par de guardias aparecen de la nada y los bloquean.

-¿Qué mierda hacen?- exclama uno de ellos con tono amenazador.
-¡No se va a marchar!- grita César.
Detecto la angustia en su voz y veo el terror en su rostro. Lo veo, pero no lo siento. Solo siento mi propio dolor, mi culpa, mi confusión, y no puedo soportar ninguna de esas sensaciones. Vuelvo a concentrarme en continuar hacia adelante y corro hacia las puertas que me sacarán de este infierno, pero de repente dejo de moverme, y tardo un tiempo en comprender por qué: mis piernas se mueven pero las puertas no se acercan, grito consumida por la angustia.
-____________, estoy aquí- me susurra JungKook al oído infundiéndome calma. Pero por muy bajo que las dice, lo oigo perfectamente.
Me doy la vuelta y lo rodeo con ambos brazos. Me aferro a él como si me fuese la vida en ello.
-Ayúdame- pido en su hombro-. Sácame de aquí, por favor.
Siento cómo mis pies abandonan el suelo. Y siento cómo me sostiene contra la seguridad de su pecho.
-Chist-. Apoya la mano en mi cabeza y empuja mi rostro hacia el confort de su cuello mientras empieza a caminar con paso decidido. Siento cómo el pánico que me invade empieza a disminuir con tan sólo estar inmersa en sus brazos. Mis músculos cobran vida gracias a la firmeza de sus brazos y a su tono tranquilizador y lo abrazo con fuerza para mostrarle mi agradecimiento, pues todavía soy incapaz de expresarlo con palabras. Apenas soy consciente de que súbitamente el sonido del aeropuerto deja de sonar, pero sí oigo claramente unos pasos que se aproximan a toda prisa detrás de nosotros.
-¡No te la lleves!- el grito de David me da náuseas- ¡No la alejes de nosotros!
Trago saliva y hundo más el rostro en el cuello de JungKook mientras él hace caso omiso de la súplica de mi hermano y continúa avanzando.
-¡Alto ahí!- el bramido de uno de los guardias detiene las pisadas e incluso provoca que el paso de JungKook vacile un segundo, pero al sentir como entierro más la cabeza en él, vuelve a acelelar el ritmo.
-¡No!
De repente alguien nos detiene de un tirón y JungKook gruñe y se vuelve para enfrentarse a mis hermanos.
-Suéltame el brazo -silba con los dientes apretados, y su tono adquiere el mismo nivel de amenaza que le he visto usar con otros. El hecho de que estos hombres sean mis hermanos le da exactamente igual-. No te lo voy a repetir.
JungKook permanece quieto, esperando a que David lo suelte en lugar de quitárselo de encima de un tirón.
-No dejaré que te la lleves-. La voz decidida de David me llena de pánico. No puedo mirarlo. No quiero verlo—. Teníamos un trato-. En ese momento la burbuja se revienta. Caigo en cuenta que se han estado comunicando en coreano todo este tiempo, saben quién es. Sabían que estaría aquí.
-¿Crees que te parece que está en condiciones de hablar con ustedes?- ruge y hace que me estremezca en sus brazos.
-No hagas un drama, Jeon. Entréganos a nuestra hermana.

Negativo más negativo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora