Capítulo 14

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Me detuve cuando un par de hombres altos pasaron a mi lado murmurando cosas, y mirándome de vez en cuando.

No era muy común que una chica sola caminara por estos rumbos, esaba segura.

Y más sin embrago aquí estábamos.

—¿Hailey?— Escuché una voz a mi derecha, en una callejón corto pero un poco oscuro, miré una sombra que por su voz pude identificar que era Area aunque aún no la había visto

—¿Area?— grité, acercándome un poco, sólo un poco lo suficiente para poder correr en cualquier momento.

Como siempre mi mente imagina los peores escenarios que me puedan ocurrir y maneras de escapar, aunque siempre pasaba una cosa distinta a las que me imagino, esperaba que esta vez no sea una de esas.

—Hailey, viniste— Salió de entre las sombras mientras su voz sonaba aliviada

Por fin un poco de seguridad, ahora no quiero salir corriendo como antes.

—Si, ¿está en el bar?— señalé un par de metros adelante, donde un par de luces fluorescentes sobre salían de un lugar que desde nuestro punto estaba escondido

—Si, he estado vigilando que no se fuera aunque no sabía si vendrías, después de lo que pasó— parecía avergonzada pero no era el momento para hablar de ello.

—Créeme yo tampoco pensé que vendría— mi voz sonaba insegura tanto como me sentía, cuando llegué aquí pensé que era por la locación pero al mirar a Area, ya no se debía a eso era algo más, era como si algo fuera a  pasar. Lo presentía.

—¿Qué quería decirme?— pregunté, tenía esa duda desde que salí del estacionamiento y me estaba dando vueltas toda la tarde

—No lo sé, sólo dijo que quería hablar contigo. Estoy muy preocupada por él — la actitud de Area parecía la de una madre cuando su hijo sale alguna fiesta y se la pasa en vela hasta que regresé a casa.

—¿Y por qué te preocupa Area?— mi voz sonó seca y recelosa no era lo que pretendía pero como siempre mi voz me traicionaba.

Miré como Area, fruncía el ceño ligeramente para después comenzar a reír pero era una risa nerviosa y despreocupada. A mí no me daba risa, yo no dije ningún chiste, levanté mis cejas en señal de que se dignara a contestar y no sólo reír.

—Ya te lo dije Hailey, no debes de preocuparte por mí, no me gusta— su risa se transformo en seriedad —Tiene un problema con el alcohol y no me refiero a que sea un borracho. Si no que no puede controlar lo que bebe si es algo que en verdad lo atormenta— una gruesa lágrima rodó por su mejilla izquierda.

Ella lo conocía, pero la pregunta aquí es; ¿Por qué lo conoce? En la universidad se tratan como lo que son profesor-alumna y ya, pero su preocupación y su impotencia acerca de que algo atormentaba a Jahir me demostraban que había un vínculo entre ellos más aya de lo que sabía.

—Es mi primo, Hailey— me miró fijamente como si tratara de mirar más allá de mis ojos.

Abrí mis ojos más de lo normal, me había imaginado de todo (como siempre) pero no esto, jamás me cruzo por la mente que fueran familia ni siquiera se parecían.

—Sé que no debo pedirte ningún favor, no lo merezco pero por favor sácalo de ahí— su voz temblorosa hizo que saliera de mi asombro, solo asentí levemente.

Giré sobre mis talones y me dirigí al bar con paso firme.

Al entrar comencé a titubear, la música resonaba por todo el lugar, y las lucen parpadeaban. Miraba muchas caras pero ninguna era la de Jahir comencé a adentrarme poco a poco pasando por las mesas, nadie parecía tomarme en cuenta y eso para mi es un alivió mínimo no tendría que soportar a ningún borracho.

Mi corazón comenzó a latir cada vez más fuerte y mi pecho se apretaba, algo no estaba bien.

Fui a la barra, y me senté en un banco mientras un mesero se acercaba a mí.

—¿Qué deseas?— preguntó amablemente el chico que atendía la barra

—Un tequila— le di una sonrisa rápida, mientras mi vista viajaba a las otras mesas buscando a Jahir

—Pareces preocupada— dijo poniendo el vaso y sirviendo el contenido sobre el.

—Lo estoy— lancé un suspiro antes de tomarme de un solo trago el tequila.

Me dedicó una sonrisa de compasión, tal vez estaba dispuesto a escucharme; pero no era lo que quería. Había un montón de cosas que me preocupaba como Jahir, y su problema, lo que tenía que decirme, mis problemas, Alex, mi pasado algo que ya no iba a volver a escarbar ahí.

Ya no quiero que hagamos esto, estás lamentándote algo que no tenemos la culpa y que es pasado, sólo eso.

—Dame otro— le dije al chico cuando este se acercó.

No dijo nada, para eso trabajaba pero tampoco es que iba a excederme. Sabía mis límites.
Fue una suerte que no me pidiera algún tipo de identificación.

Justo cuando me sirvió mi tequila, me giré hacía atrás, miré que una chica con el cabello teñido rojo se acercó meneando sus caderas hasta llegar a un lado.

—¿Qué pasó con la botella que mi novio te pidió?— chillo al pobre chico, mientras este la miraba avergonzado por la forma de hablar de la teñida

—Lo siento, ya va— le dedicó una débil sonrisa que más bien era una mueca.

La chica solo rodó los ojos y se alejó, abriéndose paso a un lado de la pista, mientras se sentaba en las piernas de su novio, tal vez.

Tomé el tequila y de nuevo de un solo trago, cada vez que se deslizaba por mi garganta quemaba pero menos que el primero, unos cuantos tragos y ya no sentiría nada.

Me giré de nuevo hacía donde estaba la chica teñida en las piernas del chico mientras esta se inclinaba un poco para delante, dejándome ver al chico

Mi corazón trono...

El mundo se detuvo...

... Ya no había música ni un ruido, sólo era yo.

Jahir estaba allí, con la chica teñida de rojo llena de silicona.

El vaso que aún sostenía cayó al piso rompiéndose en pedazos justo como mi corazón.

—¿Estás bien?—preguntó alguien a mi espalda

No hice caso, mi vista estaba fija en Jahir que parecía alegra, muy alegre como nunca. Estaba en donde debería estar y aunque quería alegrarme era demasiado egoísta para hacerlo, aquí estaba yo mirándolo de lejos, mientras mi corazón se desgarra cada segundo que pasa, yo que había jurado a mi misma que solo era mi profesor y ahora; sólo sé que verlo feliz con alguien más era algo que no soportaba.

No sabía exactamente por qué me sentía así pero era algo que no podía describir, no tenía meses conociéndolo pero una parte de mi se sentía tan cómoda con él que bien podía llevar toda una vida conociéndolo.

Aparte mi mirada de ellos y sonreí al chico que estaba con su ceño fruncido, una sonrisa que sólo se miraba en mi boca, saqué un par de billetes y los puse sobre la barra, y me alejé.

Sólo tenía dos opciones irme de aquí, llorar y lamentarme como la perdedora que acostumbraba ser ó ir a sacarlo de ahí tal como dije que haría en un principio.

Sabíamos lo que haríamos y lo haríamos bien.

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