Capítulo 20

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...Te quiero Hailey, siempre estaré contigo incluso si no te das cuenta.
Hailey te prometo que iré a buscarte después, juró que lo haré.

Las palabras habían sonado tan claras en mis sueños, eran las 3 de la mañana.

Estaba en mi cuarto a salvo, en mi cama y sudada como si hubiera corrido la carrera de mi vida. Jamás había soñado con algo que logrará despertarme, imágenes distorsionadas habían pasado ente mis sueños o mejor dicho pesadillas.

Me dirigí a la cocina a tomar un té o algo para poder despejarme de todo aunque sabía que no volvería a dormir eso era seguro.

Después de ducharme y arreglarme estaba lista para ir a la universidad, salí de mi departamento y ahí estaba Jahir recargado mirándome fijamente con grandes lentes oscuros que me impedían ver sus ojos

—¿Estás bien Jahir?— me acerqué decidida

—Claro, sólo estoy algo cansado, nada importante. Sube— y rodeó su carro sin decir más, ni siquiera había abierto la puerta para que yo entrará como otras veces ni mucho menos me preguntó si había dormido bien.

Me subí sin decir más, tal vez después me contaría lo que pasaba o al menos eso quería creer.

Sentí como Jahir arrancó sin más acelerando más de lo normal, me concentré en las calles que pasábamos y la gente que caminaba por ellas, ayer no había vuelto a dormir sólo me la pasé leyendo, haciendo tarea haciendo cualquier otra cosa menos dormir por ridículo que suene me sentía mejor si no volvía a soñar esas cosas que ni siquiera estoy segura de lo que significaban.

—Ya casi es final del cuatrimestre, y vacaciones claro, ¿dónde pasarás la navidad?— la voz de Jahir había logrado sacar de mis pensamientos aquella pesadilla

—Ahm... pues con Alex, que no es obvio—. Me giré hacía él con la esperanza de que ya se hubiera quitado los lentes

—Oh, pensé que...— comenzó a decir pero al instante cerro la boca negando levemente como si el mismo se respondiera a lo que iba a decir

—¿Qué pensante?— pregunté

—Olvídalo, ya casi llegamos. Es mejor que camines desde aquí no quiero que noten que llegamos juntos— frenó en seco haciendo que me inclinara un poco hacía delante

Esa seguramente ha sido la manera más horrible de bajarme de su coche pero claro, buscando palabras que no fueran tan crueles.

Lo miré buscando algo que me dijera que era una broma, habían pasado 2 semanas que habíamos estado llegando juntos; claro, pasando desapercibidos y de la nada hace eso.

No habíamos tenido otro acercamiento, pero me había acostumbrado a él. Era fácil estar con él aunque era frustrante no saber que pasaba por su cabeza, me gustaba estar con él. Aunque me había obligado a actuar como si fuera solo un amigo y no pretendiera algo más.

—Oh— fue todo lo que salió de mi boca, ni siquiera en mis facciones había dolor ni tristeza es como si ya supiera que esto iba a pasar, pero como siempre mi padre tenía razón siempre soy yo la que termino por destruir cada cosa, soy yo la que siempre daño a las personas.

—¿Y? ¿Qué esperas?— preguntó Jahir impaciente

Me bajé de su carro a toda prisa, sin despedirme, ni siquiera voltear a verlo. Estaba segura de esto, él se iba a aburrir de esto, y muy inconscientemente ya lo quería, eso era lo peor de todo.

A estas alturas ya tenía que estar acostumbrada a que las personas se fueran de mi vida, me odiaba cada vez que pasaba. ¿En serio hay algo mal en mí?

Mi padre lo había dicho, él tenía razón. Todo mundo en poco tiempo se daba cuenta del desastre que era y se alejaba, lo peor del caso es que solía encariñarme con las personas muy rápido para mi salud emocional.

Caminé despacio hacía mi destino, Alex apenas y me había mandado unos cuantos mensajes diciendo lo muy ocupado que estaba pero que luego me compensaría por ello. Lo único que tenía era Zec que era bueno conmigo y amable siempre me hacía reír era un buen amigo, él único por que a Ian lo alejé por Jahir cosa que no sirvió de nada, por que él también se marchó de mi lado.

Me detuve en seco, reflexionando sobre mis absurdos pensamientos no estaba llorando, no estaba enojada, ni tampoco quería reclamarle a Jahir. Siempre era muy sentimental y dramática pero estaba manejándolo muy bien a pesar de todo. Había enterrado mi pasado a 100 metros abajo de la tierra, estaba bien y estaba encontrando paz, Jahir no vendría a quitarme nada.

Levanté mi cabeza y sonreí, Jahir no tenía por que ocupar un lugar en mis pensamientos, jamás iba a volver a llorar por nadie, eso había prometido o al menos delante de nadie.
Al llegar, lo primero que miré fue un hermoso carro negro muy elegante en la entrada con la persona menos esperada o tal vez sólo un poco.

—¡Pero vaya!, hasta que haces tu aparición preciosa— Ian caminaba hacia mí, muy alegre.

—Oh, hola Ian— Saludé con timidez

—Preciosa casi daba por hecho que sólo había sido un sueño el que había conocido a una preciosidad como tú— alargó una mano a mi pelo, pero la retiró antes de tocarlo como si supiera lo que estaba haciendo.

—Cuanto lo siento, sólo que ...— cambié mi peso a mi pierna izquierda y luego a la derecha —Ya no importa, te prometo que te atenderé las llamadas de ahora en adelante— le respondí con la misma alegría y entusiasmo que la suya

—Eso me alegra. Te veo feliz, ¿Debería preguntarme si Jahir y tu...?— Bajó la voz para que sólo yo pudiera oírlo

—No. Él no tiene nada que ver— sonreí más —Ya casi son vacaciones y podré ir con Alex. Creo que lo conoces...

—Claro, éramos compañeros y también de Jahir pero siempre fueron más unidos ellos que yo.

—Que raro— susurré tan bajo que me pareció imposible que Ian me escuchara

—¿Por qué preciosa?— frunció el ceño

—Es que Alex me dijo que no eran muy unidos— imité su gesto

—Uhmmm, que interesante— se frotó la barbilla como si estuviera realmente interesado —Pero quería saber si, no sé, podríamos salir por ahí— comentó

—Oh, Ian no creo que a Jahir le agrade— me encogí un poco

—Me acabas de decir que tú y mi hermano no tienen nada que ver... ¿por qué no saldrías conmigo?— preguntó —Además... creo que me lo debes por no contestar mis llamadas— comenzó a hacer una imitación de los ojos del Gato con botas ese que salía en Shrek y como resistirme a eso.

—Con una condición— señalé con mi índice

—La que quieras preciosa.

—Que no intentes nada conmigo, lo digo enserio Black-— amenacé

—Así será señorita Walker— se inclinó hacia adelante imitando una reverencia y no pude evitar soltar na carcajada.

Y fue tan amable que me hizo cogerlo del brazo y caminamos hasta que llegamos a mi salón.

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