Una semana después.
Baje del auto de Alex, un BMW negro con algunas modificaciones a su gusto. No pude evitar tratar de convencer a mi hermano de que no me acompañara el primer día.
-Vamos Ale, será divertido. -Esbozo una sonrisa.
-Claro que será divertido, -hice una mueca. -obviamente que para ti, estas buscando carne fresca.
La Universidad del Sur era inmensa, tal y como la describían en los folletos. Su campus era muy grande, con muchos árboles, bancas y mesas para estudiar o pasar el rato y a lo lejos se podían divisar las canchas deportivas.
-Pulga.
-Jefe. -No había levantado mi mirada.
-Quiero que sepas que, -Alex suspiró. -mamá y papá estarían orgullosos de ti. -Me detuve, no podía creer que Alex estaba diciendo eso. -Y no solo ellos, yo también lo estoy. -Posó sus manos en mis hombros. -Se que la vida puede dar muchas vueltas y que todo lo que pasa a nuestro alrededor se puede ver muy confuso, puede hacernos sentir que todo es muy duro...
-Alex, por favor. -Emití un pequeño sollozo.
-No, quiero decirte que siempre voy a estar para ti. -Tomó mi barbilla y levanto mi rostro para poderlo ver a los ojos. -Siempre Ale, eres todo lo que tengo. -Me dedicó unas de sus mejores sonrisas, acto seguido me abrazo y planto un tierno beso justo en mi coronilla.
Estaba llorando, Alex muy pocas veces mostraba sus sentimientos y que él lo hiciera justo en ese momento eran más que suficiente para mí. Me separe de él y limpie mis mejillas con las mangas de mi suerte color lila.
-Eres un tonto.
-Un tonto que te adora.
Sonreí. Alex muy pocas veces mostraba su lado sensible, casi siempre ocurría por un motivo especial o luego de una discusión fuerte.
El resto del camino nos dedicamos a prestar atención a los alrededores, el manejo del sistema en cafeterías y en la biblioteca (lo cual, Alex insistió en ir porque pensó que la verdadera vida universitaria se basaba en esos lugares) y, por último, nos dirigimos al edificio blanco de cuatro pisos, allí era donde estaban recibiendo a los estudiantes nuevos y los regulares.
-Por fin, ¿qué escogiste?
-Fotografía. -Sonreí. -También inscribí un curso de literatura y arte.
Alex por un momento me miró con cara de desaprobación.
-¿Qué?
-¿Solo eso? -Arqueo una ceja.
-Sí, es lo que más me gusto de todo lo que decía en el folleto.
Alex cerró sus ojos y emitió un gran suspiro. Movió su cabeza en modo de desaprobación. Tomó mi muñeca, empezó a caminar en dirección a la oficina de inscripciones.
-Hola. Quisiera saber si quedan cupos disponibles.
La joven morena, de cabello rebelde y grandes ojos marrones esbozo una gran sonrisa.
-Para ti, -Observó a Alex de pies a cabeza. -todos los que desees, guapo. -La morena poso los codos en el escritorio y coloco su barbilla encima de sus manos.
Alex sonrió.
-Es para mi hermana, -Me señaló. -Yo soy un niño grande que no necesita ir a la universidad. -Dijo con tono sarcástico.
La morena me miro y luego volvió a posar su mirada en la de él.
-Es una lástima, quería verte más seguido aunque, tú hermana tampoco está nada mal.- Maldición, sentí como mis mejillas estaban ardiendo. La morena estallo en una gran carcajada. -Tranquila preciosa, solo me gustan ciertos tipos de hombres y tu hermano, sin duda, entra en esa lista.
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¿Cómo saber sí es el chico correcto?
Mystery / ThrillerCreyeron que, tal vez, sufría de una enfermedad mental pero no era así. Sus sueños le mostraban lugares, sucesos y personas que ella no recordaba, pero lo que más la atormentaban eran unos ojos de color intenso. ¿Por qué?, ¿quién era?, ¿qué quería...